Atención con la mala dieta infantil, que genera problemas de salud en edad adulta

Tota

Fuente:CaracolRadio.com

Actualmente muchhos padres de familia no tienen tiempo para dedicarse a la co¡cina, razón por la cual muchos niños terminan comiendo en restaurantes o comidas rápidas o poco balanceadas y saludables.

Con el paso del tiempo la mala alimentación se ve reflejada en obesidad por los malos habitos alimenticios.

 Si de niños no nos alimentamos bien, en la edad adulta el cuerpo nos puede pasar factura.
Los investigadores de la Universidad de Northwestern hallaron que aunque la mayoría de los 9.000 niños que estudiaron tenían unos niveles de presión arterial saludables, el 40 por ciento no tenían buenos niveles de colesterol, casi ninguno comía una dieta saludable de forma regular y el 30 por ciento tenía sobrepeso o eran obesos. Estos hallazgos podrían significar que hay más niños que en el futuro se enfrentarán, entre otras cosas, con enfermedades cardiacas.

La niñez prepara el escenario para la vida. Si un niño empieza con una dieta saludable y un estilo de vida activo, es mucho menos probable que contraiga enfermedades crónicas y costosas que pueden restar años de vida productiva.

Los niños y los adultos obesos tienen muchas más probabilidades de contraer hipertensión, diabetes, artritis y enfermedades cardiacas, de modo que no deberíamos aceptar esto como que ahora es normal.

La puntuación en la dieta saludable fue uno de los cuatro ítems usados para evaluar la salud cardiaca de los niños estadounidenses, de 2 a 11 años de edad, a partir de encuestas nacionales realizadas entre 2003 y 2010. Las otras medidas fueron la presión arterial, el nivel total de colesterol y el índice de masa corporal (IMC), una proporción entre la estatura y el peso.

Dieta saludable

Según la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association), una dieta saludable significa que tiene al menos cuatro de los siguientes 5 componentes: al menos 4.5 tazas de fruta y verdura al día; al menos dos porciones de 3.5 onzas (100 gramos) de pescado a la semana; al menos tres porciones de 1 onza (28 gramos) de granos integrales ricos en fibra al día; menos de 1,500 miligramos de sodio al día, y no más de 450 calorías a partir de bebidas azucaradas a la semana.

Menos del 1 por ciento de los niños mayores de 5 años comían una dieta sana, y menos del 20 por ciento cumplían con dos o tres de los componentes. Lo que resultó menos probable que cumplieran los niños era el requisito de los granos integrales, según los autores del estudio.

Más del 90 por ciento de los niños consumían demasiado sodio al día y muy poco pescado o fruta y verdura, según el informe. Más de la mitad bebían demasiadas bebidas azucaradas.

Aproximadamente el 90 por ciento de los niños tienen una presión arterial saludable, pero solamente el 60 por ciento de los niños tenían un buen nivel total de colesterol, según los investigadores.

Los niveles sanos del IMC (índice de masa corporal) eran más habituales: un 67 por ciento de los niños de 2 a 5 años y un 77 por ciento de los niños de 6 a 11 años tenían un IMC saludable. Pero el 15 por ciento de todos los niños tenían sobrepeso, y aproximadamente el mismo porcentaje eran obesos.

Los padres han de servir como mejores ejemplos con su propia alimentación y sus hábitos de ejercicio para demostrar las conductas saludables a sus hijos.

Hablar sobre la comida, cocinar en casa, limitar las bebidas azucaradas y hacer que los niños participen en la compra de la comida y la preparación de la misma son cosas que los padres pueden hacer para introducir estos conceptos a los niños a una edad temprana. Los hábitos alimentarios de los niños podrían empezar a fijarse a los 12 años.

Se trata de un problema difícil, que probablemente tenga su origen en los antecedentes sociales y culturales. "Educar a los padres sobre las opciones saludables es un inicio, pero no es suficiente como para cambiar esta tendencia. Ayudar a los padres probablemente implicará el esfuerzo de una comunidad de líderes formada por pediatras, médicos de familia y educadores".

Las escuelas y la salud cardiaca de los niños

Desde proporcionar comidas saludables por defecto hasta asegurarse de que los estudiantes tengan educación física cada día, las escuelas pueden jugar un rol clave en la salud de los niños, y también son un vínculo importante para las familias", afirman los estudiosos. El mensaje para los padres, y para nuestra sociedad como un todo, es que debemos hacer el esfuerzo por preservar la salud cardiaca al establecer hábitos saludables en nuestros niños desde el principio.

Estos hábitos deberían incluir la actividad física regular y una dieta saludable rica en fruta, verdura y proteínas magras, y con pocos alimentos procesados y almidones. Los alimentos proporcionan la energía y los nutrientes que necesita para estar sano. Entre los nutrientes se incluyen las proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas, minerales y agua.

Muchos adultos crecieron en casas donde la comida saludable y fresca no formaba parte de la rutina diaria, de modo que podría ser necesario algo de esfuerzo y educación para aprender a ayudar a un niño a crecer bien. El esfuerzo vale la pena.

Aprender a comer

Aprender a hacerlo de manera nutritiva no es difícil. Las claves son:

Consumir variedad de alimentos que incluyan vegetales, frutas y productos con granos integrales
• Consumir carnes magras, aves, pescado, guisantes y productos lácteos descremados.
• Beber mucha agua.
• Consumir moderadamente sal, azúcar, alcohol, grasas saturadas y grasas trans. Las grasas saturadas suelen provenir de los animales. Busque las grasas trans en las etiquetas de los alimentos procesados, margarinas y mantecas.

La obesidad se presenta con el transcurso del tiempo, cuando se ingieren más calorías que aquellas que consume. El equilibrio entre la ingestión de calorías y las calorías que se pierden es diferente en cada persona. Entre los factores que pueden afectar su peso se incluyen la constitución genética, el exceso de comida, el consumo de alimentos ricos en grasas y la falta de actividad física.

Ser obeso aumenta el riesgo de padecer diabetes, enfermedades cardiacas, derrames cerebrales, artritis y ciertos cánceres. Si usted está obeso, perder por lo menos de 5 a 10 por ciento de su peso puede retrasar, prevenir o incluso curar algunas de estas enfermedades.

De acuerdo con estudios y estadísticas la dura batalla contra la obesidad se debe generar en los hogares, enseñar y dar ejemplo a los hijos, además de programas gubernamentales que tengan injerencia sobre los colegios y la sociedad en general.