La joven había tomado la habitación para pasar el Año Nuevo junto a tres tripulantes de la aerolínea para la que trabajaba. Sin embargo, uno de ellos invitó a más conocidos y la reunión privada terminó con unas 10 personas.
Al día siguiente cuando volvió al cuarto notó que seguía en el mismo lugar y que se estaba “poniendo azul”. De inmediato, llamó a emergencias y la trasladaron a un centro médico.
Al lugar llegó sin signos vitales y aunque al principio dijeron que había muerto a causa de una aneurisma, cuando le hicieron la autopsia descubrieron que su cuerpo tenía moretones y cortes e incluso los resultados arrojaron signos de violencia sexual y rastros de ADN de personas diferentes.