
Su personificación de Héctor Lavoe en Quién mató a Héctor Lavoe ha dejado huellas muy importantes, ya que no sólo llevó un mensaje en contra de las drogas sino, en parte, también su propia historia.
Hoy, Quiñones es un artista exitoso y un hombre feliz gracias a su fuerza de voluntad y a ser un poco “guerrero”. Por eso fue reconocido por el Gobierno de su país, Puerto Rico, con una proclama del Senado por ser ejemplo de superación y ejemplo para la juventud.
Hace unos días, conversamos con Domingo Quiñones, quien no desperdició la oportunidad una vez más para afirmar su felicidad y proclamar su fe en Dios.
“Estoy feliz y promocionando mi más reciente disco, Poeta y Guerrero.
Como siempre, trabajando en mis obras sociales dentro del desarrollo de hogares de rehabilitación, rescatando a personas de la calle y sirviendo de orientación en diferentes lugares, no sólo en Puerto Rico.
Básicamente, componiendo, haciendo audiciones y escribiendo dos libros a la par, uno sobre mi vida y otro sobre pensamientos diarios; tocando mucho y cumpliendo con mi familia, con mi rol de padre.
Y estoy trabajando muy fuerte para llevar mi música a muchos lugares y que las personas puedan entender que ésta es un reflejo de quien verdaderamente yo soy.
Por eso he tornado mi música hacia la lírica social; en estos últimos discos vine sembrando a través de canciones como Cuando se necesita más, La muerte duele igual cuando es por sida, Si mi papá se quitara, y Se necesita un milagro; y éste es el fruto de lo que he venido sembrando”.
Estos temas de Domingo Quiñones no son de protesta, sino de concienciación y de mensaje social que no tiene que ser política ni droga o problemática. Pero te gusta la política?
“Yo soy una persona que tengo mi propio ideal y no puedo callar, por eso es que canto sobre estas cosas. Yo lo arriesgo todo para hablar sobre la verdad, porque eso es lo que me hace libre a mí.
Dentro de mi música, toco todas esas cosas -la exhortación-, teniendo bien de cerca y comprendiendo que yo no soy quién para instruir la vida de nadie, y que yo no puedo cambiar lo que Dios creó”.
Qué buscas?
“Yo quiero ser una persona que, en ese momento de reflexión de los seres humanos, pueda entrar a su ser y darles lo que yo diría una alternativa a través de mi música.
Por eso, cuando yo canto, intento hablar de cosas que son reales, hablo de Vieques cuando de Vieques hay que hablar, hablo de Puerto Rico, hablo de la noticia que esté perjudicando a la persona injustamente.
Creo que soy uno de los cantantes que se han hecho voz del pueblo.
Creo que soy un instrumento y que mi música es una herramienta, y he aprendido a usarla de esta manera, entrando en cosas que son ciertas realidades de la vida; pero sin perder la perspectiva y el punto de vista de que yo tengo que vender discos -el factor comercial-, aunque de ninguna manera voy a sacrificar la calidad que quiero brindar a través de mis canciones.
Y últimamente me he hecho dentro del cuerpo musical un miembro cuya función ha sido hablar sobre otras cosas que no son meramente hablar del amor y del romance, sino hablar de cómo vencer obstáculos que a veces no te hacen sentir el verdadero amor”.
Crees que a través de la música llega mejor ese mensaje?
“Claro que sí, cuando las personas escuchan música, se tornan un tanto sensibles”.
O sea, que amansa las fieras.
“Exactamente, y cuando escuchas un ritmo jocoso, cala dentro de ti, entonces, creo que ése es el momento de llegar a las personas con la profundidad que a veces, si no es con música, no se puede llegar tan profundo.
Mientras más cosas saludables podamos ofrecer a las personas, más influencias positivas va teniendo el ser humano”.
Te has vuelto un predicador?
“Yo no quiero que me vean como una persona que viene a tratar de predicar.
Además, no creo que predique tanto; pero, por otro lado, no me avergüenzo del evangelio.
Soy una persona que intenté todos los métodos habidos y por haber en 18 años para salir de las drogas y el día que conocí al Señor todo se arregló”, dice Domingo Quiñones.
Cómo fue eso tan rápido?
“Cuando más negro estaba mi vicio, lo acepté, y sentí su presencia. Una persona oró por mí, y recibí un milagro instantáneo después de 18 años”.
Cuál fue el milagro?
“Sentí una limpieza interior, hasta en mi boca y fue quitada de mis ojos una venda; y, cuando enganché el teléfono, jamas volví a consumir drogas en mi vida; yo estuve tratando de salir durante doce años”.
Y tus hijos te veían?
“Seguro, ya yo estaba que fumaba “crack” en mi casa, vendía los muebles, empeñaba a la abuela mía si la veía en el medio.
El Señor me recompensó con una familia supernormal, me quieren y me respetan y nunca me sacan nada en cara.
Yo siempre fui quien soy ahora en mi casa, lo que pasaba es que me transformaba cuando consumía drogas y ellos sabían que yo lo hacía simplemente para subsistir.
Ellos sabían que yo no quería hacerlo, pero no sabía cómo parar”.
Nunca dejaste de trabajar?
“No, y siempre fui el mismo en mi casa, serio, limpio y organizado; pero, cuando me metía droga, no me importaba nada”.
Eso era cuando trabajabas?
“Yo rompía vicio los lunes y me “escocotaba” los viernes después del baile”.
Sólo la usabas los fines de semana?
“No, a veces duraba pegado tres meses, a veces estaba ocho o nueve días sin dormir, fumando “crack” “.
Se afectó tu trabajo?
“Por supuesto que se afectó, y todo el dinero que gané durante 18 años me lo metí en droga por la nariz. Hasta Dios me cuidó de eso, jamás me inyecté.
No estoy tratando de glorificar mi pasado, y no quiero que la gente piense que yo soy “superman”, porque no… Yo era una persona que vivía humillada y tenía la autoestima por el piso, una persona que se sentía inferior y creo que consumía para sentirme normal.
Y me ocurrieron muchas cosas”.
Qué cosas?
“Yo lloraba, empeñaba mi carro, todo, todo lo que hacía un adicto.
Vendía mi ropa, la comida de mi casa, y llegó un día en que el Señor escuchó mi lamento, El conocía la intención que había en mi corazón y me libertó.
De esto hace seis años y fue sin pastillas, sin nada. Lo acepté como exclusivo Salvador, enganché el teléfono y jamas volví a consumir”.
A partir de ese momento, la vida artística de Domingo Quiñones comenzó a ascender, al igual que su vida familiar.
“Una vez a la semana, yo me reúno con mis tres hijos y les hablo y le sirven también al Señor”.
Más guerrero que poeta?
“Ambas cosas, la vida es una buena batalla de la fe.
O sea, que yo me saboreo aun los fracasos, porque al próximo día digo: “Gloria a Dios que llegué hasta aquí””.
La gran ilusión de Domingo Quiñones es cantar boleros, y últimamente está componiendo cosas más íntimas. También ha tenido propuestas para el cine.
“Wao, tengo una visión muy amplia, me veo haciendo en la vida lo que yo quiera encomendarme a hacer, no veo nada imposible, inclusive el “crossover”, terminó diciendo Domingo Quiñones, quien nació en New Jersey, pero se siente tan puertorriqueño como si hubiera nacido en la isla.