Con objeto de establecer los límites a la distribución digital para respetar los derechos de los artistas, un comité del Senado de EE.UU. convocó este martes a los principales protagonistas de esta controversia para confirmar si es necesario aprobar nuevas leyes.
La reunión comenzó con una prueba real del poder de Internet.
El senador Orrin Hatch copió de Internet, sin permiso, un tema musical y lo hizo escuchar a los asistentes a la audiencia del Comité Judicial del Senado.
Hatch, republicano de Utah y presidente del Comité Judicial del Senado, dijo que el Congreso “debe proteger los derechos de los artistas sobre su creación, pero no debe impedir que los consumidores se beneficien de los avances que ofrece internet”.
La controversia que agita al negocio de la música, que mueve unos 40,000 millones de dólares anuales, gira en torno a nuevas tecnologías de digitalización que encogen en formatos cada vez más comprimidos las grabaciones de excelente calidad- y nuevos servicios de Internet que permiten la distribución y copia sin costo.
Hatch advirtió de que, por ahora, el Senado no tiene intenciones de interferir con los varios litigios que mantienen algunos artistas y compañías discográficas en los tribunales con los creadores y distribuidores de las tecnologías digitales y los programas para las copias de temas musicales.
El senador demócrata Patrick Leahy, de Vermont, dijo que “la protección de la propiedad intelectual ha permitido que este país sea un motor económico que envidia el mundo entero”.
Lars Ulrich, uno de los miembros fundadores del grupo de rock duro Metallica, que ha demandado a los creadores del servicio de Internet Napster, sostuvo que “Napster secuestró nuestra música sin siquiera preguntarnos”.
“Napster nunca nos pidió permiso”, agregó. “Nuestro catálogo de música simplemente se puso a disposición para copias gratis en el sistema Napster”.
Napster tiene un servidor central que pone en contacto directo a los usuarios de Internet que buscan temas musicales, y les permite que se los pasen en formatos como MP3, aunque Napster no conserva esas grabaciones.
Ulrich dijo que buena parte del diálogo entre Estados Unidos y China sobre comercio “está enfocado en cómo haremos que ese país respete y aplique los derechos de autor”.
“Cómo podemos mantener esa posición si permitimos que nuestras propias leyes de propiedad intelectual y derechos de autor se marchiten ante el avance de la tecnología?”, dijo el músico.
Hank Barry, ejecutivo principal de Napster, explicó a los senadores que todo lo que su servicio facilita “es la transferencia de un documento digital de la computadora de una persona, directamente, a la de otra persona”.
“Los consumidores que usan Napster no cometen infracciones de las leyes de propiedad intelectual”, agregó.
La Asociación de la Industria de Grabación de Estados Unidos (RIAA por su sigla en inglés) ha indicado que durante 1999 -el año en que surgieron MP3 y Napster- las ventas en Estados Unidos de discos compactos aumentaron un 11 por ciento y alcanzaron un valor de 12.800 millones de dólares.
“En el primer trimestre de 2000 las ventas han subido un 8 por ciento en comparación con el primer trimestre de 1999”, dijo Barry.
Según el empresario, “numerosos estudios muestran que hay más probabilidades de que los usuarios de Napster compren los discos compactos después que usaron las muestras que obtienen por medio de Napster”.
“Lejos de perjudicar a la comunidad creativa, Napster ofrece a miles de artistas un sistema de distribución nuevo y eficaz”, agregó.
“El año pasado las mayores casas discográficas lanzaron 2,600 álbumes”, dijo Harry. “En contraste, en los últimos cuatro meses Napster ha firmado con más de 17,000 artistas para que participen en su programa de artistas nuevos”.
El presidente de MP3, Michael Robertson, dijo que el nuevo modelo de distribución que permite la tecnología digital “atrae y recompensa a los nuevos artistas que entregan su música en Internet, y algunos artistas ganan ahora 20,000 dólares por mes sobre la base de la popularidad de su arte”.