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Buenvista social club

Tota
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Los integrantes del Buena Vista Social Club presentaron su primera, de dos funciones, la pasada noche del martes en la Sala de Festivales del Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré de Santurce.

La primera parte del espectáculo estuvo reservada para que el pianista Rubén González deleitara al público con sus interpretaciones, más sus ejecutorias no fueron memorables. Aunque todos lo recibieron de pie, con fuertes aplausos y las expectativas eran bien altas, el veterano pianista y compositor no logró lucirse con sus solos ni destacarse por sus fraseos e improvisaciones. El cansancio, agotamiento por los viajes de esta gira o una mala noche pudieron haber sido las causas de esta insípida presentación. Mas lo cierto es que no fue ni la sombra de aquel primer concierto en Puerto Rico, a principios del año pasado, y ni siquiera se acercó a sus ejecutorias de su más reciente disco, Chanchullo.

Los nueve músicos que le acompañaron tuvieron que ajustarse a un tempo más lento y no fue hasta el quinto tema, Chanchullo y la descarga final, que el ambiente en la sala comenzó a calentarse. El director musical, Jesús “Aguaje” Ramos estuvo pendiente en todo momento a González, sin perder de perspectiva el sentido de unidad sonora de la excelente banda y obsequiando notas con su trombón majadero. La buena descarga cubana cerró esta primera parte del espectáculo para de inmediato recibir en el escenario a la más sexy de Cuba, Omara Portuondo.

Portuondo, vestida con un conjunto de pantalón y blusa blanco, inyectó pura energía y adrenalina a cada tema. ¿Dónde estabas tú?, La sitiera, la genial interpretación en español de Gershwin, The Man I Love (El hombre que yo amé), Veinte años y Quizás, quizás, lograron, en varias ocasiones, sacar a los espectadores de sus butacas para aplaudir, cantar o dar unos pasitos al compás de una reforzada orquesta compuesta por 16 primerísimos maestros del ritmo. Esta destacada intérprete del filin no dudó en bailar, establecer comunicación con el público y revalidar su calidad interpretativa con una serie de convincentes agudos que arrancaron un mar de aplausos. Portuondo estableció claramente que en un escenario es reina y señora del sentimiento y la sandunga cubana.

La última parte de este ininterrumpido derroche músical estuvo a cargo de Ibrahim Ferrer y su banda, dirigida por el también trombonista Demetrio Muñiz. Bruca Maniguá, Marieta, Cómo fue, Mami me gustó, El cuarto de Tula y Que bueno baila usted fueron los temas seleccionados, los cuales oscilaron entre el romance y la sabrosura del trópico. Ferrer, elegantemente vestido al igual que el resto de los músicos, superó con honores sus propuestas vocales, sin olvidar mencionar las pícaras improvisaciones que provocaron muchas carcajadas entre la asistencia. Pero lo cierto es que no hubo novedad ya que dichos temas fueron interpretados el año pasado durante su primer encuentro con el público puertorriqueño en dicha sala de conciertos.

El concierto, de dos horas, finalizó a las 10:15 p.m. pero con los ánimos por todo lo alto el público se negó abandonar la sala, acción que provocó el regreso de los músicos al escenario. La ñapa fue triple y Rubén González regresó al piano al momento de interpretar Dos gardenias, en la voz de Ibrahim Ferrer. Silencio le robó el aliento a muchos gracias al precioso dúo Portuondo-Ferrer y para dejar a todos alborotados el concierto cerró con pura Candela.

Del revisited de Buena Vista Social Club vale destacar las brillantes ejecutorias de maestros como Cachaíto López, Demetrio Muñíz, Jesús “Aguaje” Ramos, el Guajiro Mirabal y Manolo Galván. Y a la hora de preguntarse quién nos deslumbró en la parte instrumental, de inmediato surge el nombre de Javier Zalba en la flauta, saxofón alto, barítono y soprano. Con seguridad, nadie olvidará sus magistrales ejecutorias porque nota por nota logró ganarse el calificativo del Rampal Latino, pura excelencia tropical.

Aquellos que acudieron, por primera vez, a la cita musical con Buena Vista Social Club, no se llevaron el mejor recuerdo de Rubén González pero pueden afirmar que en vivo se disfruta mucho más de Omara Portuondo, Ibrahim Ferrer y la banda de virtuosos que le acompaña.

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