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Jerry Rivera sabe lo que quiere

Tota
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Coral Gables – En un popular «coffee bar» de esta ciudad, Jerry Rivera se sienta a conversar mientras se toma un «frappucino». Tiene varias entrevistas, pero ni la cafeína siquiera lo sobresalta. Se encuentra calmado, de buen ánimo, deseoso de promover su más reciente producción discográfica, Rivera, que fuera lanzada ayer en Estados Unidos y Puerto Rico. El álbum, su primero con el sello BMG, tiene un lanzamiento internacional pautado para el 6 de abril.

Esto de lanzar un disco siempre conlleva reunirse con los medios, hablar de la vida privada de uno, lo que resulta algo incómodo para Gerardo Rivera Rodríguez, una persona sumamente reservada.

Pero esta tarde, el cantante de 27 años está muy al tanto de la importancia de esa faceta de su trabajo, y la lleva a cabalidad. Si se le acusaba con razón o no de ser poco accesible a la prensa, quiere rectificar la situación.

«Una de mis metas es tener más comunicación con los medios. Necesito hacerlo», reconoce el artista. «A veces son tantas las cosas que uno tiene que hacer, que no se centraliza. Pero sé que hay mucha duda, curiosidad. Necesito explicar quién soy. Quiero estar ahí, que sepan qué me gusta, que no me gusta».

Eso implica postergar un poco el frenético estilo de vida que acarrea el irse de gira.
«No ´shows´, no giras durante un tiempo», explica este veterano con 12 años de carrera.

Proyecto decisivo
Más que cualquier otro álbum, Rivera es un proyecto decisivo en la carrera del artista. En manos del reconocido productor, arreglista y compositor Bebu Silvetti, la mayoría de los temas son baladas, con un sonido más sofisticado, acorde a la nueva imagen que proyecta el intérprete. Lo adorarían los lentes fotográficos para una revista como GQ, o se estremecerían las pasarelas de moda al verlo caminar.

«Para la imagen, se habló con Bebu y con BMG. No queríamos ni algo muy juvenil ni algo muy mayor», recuerda Rivera sobre el concepto que agracia la portada, interior y contraportada del disco. «Con la ropa que luzco, tengo un ´look´ urbano. Que lo mismo es ´sport´ que apto para ir a un cóctel».

Igualmente pensado ha sido el contenido del álbum.
«Esto es balada, pero no la que hacían Sandro o Raphael o Juan Gabriel», comenta. «Está la similitud en que son temas suaves, dulces, pero son temas que lo mismo pudieran ser salsas. Porque mis salsas son temas melódicos con ritmo. Lo de ahora es un poco más engalanado».

Engalanado al punto que Rivera confía en que alguna de las canciones pueda convertirse en el tema insigne de una telenovela, lo que ha redundado en grandes beneficios de exposición para otros artistas boricuas que lo han hecho recientemente (como Son By Four, Melina León y Elvis Crespo).

«En eso estamos trabajando», dice con una sonrisa Rivera.
Y que no sorprenda si en algún momento termina él en algún proyecto actoral grande, pues desde hace mes y medio lo representa la agencia de talento William Morris (no sería totalmente virgen como actor, pues ya participó en algunos capítulos de la telenovela mexicana Mi destino eres tú).

«Apenas estamos comenzando», aclara quien fuera conocido durante mucho tiempo como «El bebé de la salsa».
Descarta, por ahora, el «crossover»
Lo que no figura entre sus planes inmediatos, aclara, es diluir sus esfuerzos hacia el mercado angloparlante en busca del muy cacareado «crossover».

«No estoy enfocado en el mercado americano», afirma. «Creo que está siendo muy atacado por los latinos y, a nivel discográfico, me parece que un solo artista de verdad ha logrado conquistarlo, y ése es Ricky Martin. Quizás a nivel de imagen han llegado otros, pero no en ventas. Entiendo que Ricky es el único».

Los planes de Rivera requieren dedicarse de lleno a mercados que tienen gran potencial, y que considera no fueron explotados al máximo con su anterior sello discográfico, Sony Discos, la compañía con la que lanzó y desarrolló su carrera.

«Hay que trabajar países como México, Argentina, Chile, Brasil y España», destaca.

Rivera relata que, tras terminar su contrato con Sony Discos, optó por no renovarlo. La compañía sacó un último album de él con material inédito el año pasado, tiempo durante el cual se vio imposibilitado de grabar otro por razones legales. (Sony parece que no puede olvidarse de quien ya no es el niño aquel: pautado para antes de fin de mes, se espera el lanzamiento de otro disco con material del artista, lo que lo pondría en la extraña situación de competir consigo mismo al tener productos en dos sellos distintos).

«Antes de entregar mi último disco, Para siempre, ya yo había decidido irme. Tan pronto saliera de Sony, iba a entrar en BMG», explica Rivera. «Ese disco no se trabajó, en ningún lado, a pesar de que abarcó varios géneros».
Tras un compás de espera de nueve meses, el cantante pudo trabajar de lleno con su nuevo sello.

«Vi que era la compañía apropiada para mí. Me gustó que Bebu compartía mi visión de cantar baladas».
Que fue precisamente como comenzó en el giro. Porque, a pesar de que fue con la salsa que se dio a conocer, Rivera, proveniente de una familia musical, se inició cantando música romántica.

«Lo que pasa es que también me gustaba la salsa, y en el momento en que surgí, hacía falta un artista joven en ese género», recuerda.

Por cada malo, hay 100 mil buenos
Creciendo en el medio desde entonces, Rivera evalúa que ha tenido sus momentos de gran alegría, y otros no tan buenos.
«No pensaba con malicia, pero había gente que le quería hacer mal a mi imagen, o que me quitaban tiempo en tarima para que yo no brillara», reflexiona. «Uno crece con lo bueno y con lo malo, aunque lo malo es siempre una minoría. Por cada mala persona que existe, hay 100 mil que son buenas».

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