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Rubén Blades: fiesta en la plaza mayor

Tota
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Fueron casi tres horas de baile, música y esperanza. El tiempo necesario para marcar el reencuentro de Rubén Blades con el público mexicano.

Ante una multitud, el músico panameño se presentó el domingo pasado en la Plaza de la Constitución del DF, mejor conocida como el Zócalo. Este concierto cerró su serie de shows en la capital mexicana (los días 6 y 7 de julio hizo lo propio en el Salón 21); sin embargo, el recital callejero fue superior.

Luego de 16 años de ausencia de los escenarios mexicanos, más de 30 mil personas se dieron cita para apreciar el talento y la vibra contagiosa del compositor de “Desapariciones”. Al filo de las 14 horas, apareció Rubén Blades y saludó a la multitud: “Gracias por permitirme tocar en un lugar tan importante”. Respetado por salseros, jazzeros, y músicos de rock (es reverenciado por gente como Fabulosos Cadillacs, Maná y Rabanes), el cantante sabe cómo manejar a las masas.

Durante el concierto recorrió el amplio escenario, y mantuvo una comunicación directa con el público. Esa marca sensible llegó a la gente en temas como “Buscando América”, “Decisiones”, “Pablo Pueblo”, y “Amor y control”. Poco más tarde llegó “Padre Antonio”, y el músico comentó: “No hay cárcel que encierre las ideas”.

En “Desapariciones” agradeció a Maná por haber retomado su canción. El concierto siguió con la gente bailando, convirtiendo a la plaza en un gran salón festivo.

El final estaba cerca cuando sonó “Pedro Navaja”, tema que se popularizó en los barrios más bravos de México; por eso no fue raro que el panameño saludara al barrio de Tepito.

Después de casi tres horas, la gente parecía no estar cansada. Rubén intentó una despedida, pero un coro gigantesco le pedió que se quedara. “Plástico”, “Muévete” y “Ojos” marcaron el cierre de una emotiva celebración popular.

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