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Tito Puente y Eddie Palmieri Grammy a mejor Album de salsa

Tota
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Hay que repetirlo: Tito Puente no pudo escuchar su último disco. Es decir, sí lo pudo oír (porque lo grabó), pero no pudo darse el lujo de verlo en las estanterías de las discotiendas. Hay cosas en la vida de la gente que llegan de improviso. Y son permanentes.

Por lo menos Tito tuvo tiempo de hacerlo… y Eddie Palmieri estuvo dispuesto. Había que saldar, de una vez por todas, una reunión que tardó casi cincuenta años en darse: del primero, mago de los ritmos antillanos, con casi 120 discos producidos a lo largo de 56 años de carrera musical; con el segundo, una de las mentes más avanzadas de la musicalidad caribeña y el jazz, hermano del mejor pianista que tuvo Puente (el gran Charlie Palmieri) y con cerca de 40 discos producidos a lo largo de 44 años de carrera. Como dice la literatura del disco, un general y un guerrillero juntos haciendo música como pocas veces se ha visto.

Y las 12 canciones de este CD son una especie de sobrevuelo por estos 100 años de experiencia conjunta. Se sienten allí los arreglos de Puente, enamorado como siempre de los saxos y las trompetas y los acentos elegantes, de big band, en las composiciones. Pero también se siente el soberano montuno de Palmieri, esos trombones que le dieron nombre a la salsa, esos solos de piano que nadie puede hacer.

Aquí poco importa quién cante (y ojo, que entre los cantantes están nada más y nada menos que Pete “El Conde” Rodríguez, Milton Cardona y Oscar D´León). Aquí lo que vale son los crossovers con ritmos mexicanos, sonoridades francesas e inglesas y, sobre todo, esa rica mezcla de ritmos que nacieron en el Caribe y que sólo ellos dos saben controlar su capacidad de desbordamiento a la perfección.

Mucha gente piensa cómo fue que Puente y Palmieri no se habían reunido antes. Otra gente justifica esto diciendo que era cosa poco probable: ambos siempre surcaron caminos distintos. Pero es que llega un momento en que este tipo de encuentros tienen que darse a juro, no vaya a ser que las exigencias del tiempo después lo impidan… como casi ocurre en este caso.

En fin, que la unión de estos dos portentos, unos 30 músicos y siete cantantes dieron como resultado esta Obra maestra: un disco obligado para toda persona que quiera tener una colección latina que se respete.

Entonces, aunque sea por una vez, abran un espacio entre tanto disco hueco, tanta salsa romántica y Marc Anthony… que esto de verdad sí vale la pena.

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