
Los salseros de la mata desengavetaron sus maracas, cencerros y camisetas de Ismael Rivera, Frankie Ruiz y Héctor Lavoe para ser protagonistas del espectáculo de la emisora Z-93 dedicado a Rubén Blades.
Fue un día perfecto. Desde las primeras horas de la tarde, la grey salsera se apoderó del estadio Hiram Bithorn para disfrutar de la música de Mulenze y Cano Estremera, quien a través de éxitos como Boranda, de la Sonora Ponceña, demostró su autoridad en el soneo.
Ismael Miranda, quien subió a la tarima a las 3:30 p.m., dedicó su actuación a Rubén Blades. Cantó varios números de su nuevo disco, Vengo con todo, pero la pachanga Son las esquinas y el son montuno Cipriano Armenteros, obras de Blades que grabó en los discos En Fa Menor y Este es Ismael Miranda, resultaron lo mejor de su entrega. Mientras cantaba Cipriano Armenteros, las gradas se estremecieron por una trifulca y la tarima comenzó a temblar por la sorpresiva entrada de Rubén Blades, quien cantó con él.
Otro momento memorable se registró durante la interpretación del tema El piragüero del Conjunto Clásico, número en que Domingo Quiñones, Rubén Blades, Johnny Rivera y Michael Stuart se enfrascaron en un mano a mano con Tito Nieves. La concurrencia enloqueció y los salseros, complacidos, enarbolaron la monoestrellada.
Sin duda, el evento será recordado como el más rico, caliente, complaciente y emocionante de los últimos años en Puerto Rico.
El pueblo se deleitó con la salsa dura del “Niño Bonito”, del Conujnto Clásico, de Richie Rey y Bobby Cruz, y del poeta de la salsa, Rubén Blades, quien debe sentirse muy satisfecho por el respaldo unánime e incondicional del pueblo puertorriqueño. Cabe destacar que el panameño recibió otro reconocimiento en suelo borinqueño cuando el alcalde de San Juan, Jorge Santini, le hizo entrega en plena tarima de las llaves de la ciudad capital.
En las gradas se bailó y gozó sabroso de una tarde de salsa, clave, sudor y tambor. Afinque, ritmo, cintura, maña y sabrosura. Fueron siete horas durante las cuales el pueblo olvidó sus penas. Todos, el profesional y el obrero, el joven y el adulto, unidos y en comunión por la bandera de la salsa.