Lalo Rodriguez Una velada perfecta
En el marco de la celebración del cuadragésimo aniversario del pianista Eddie Palmieri, Lalo respondió a las expectativas del soberano, interpretando en los tonos de tres décadas atrás los números de The Sun of Latin Music y Unfinished Masterpiece, álbumes grabados con El Rumbero del Piano y que le merecieron la distinción de convertirse en el salsero más joven reconocido con el Grammy.
Ciertamente, la mejor recompensa al desempeño de un cantante es el aplauso del soberano. Y durante las interpretaciones de Un día bonito, el bolero Deseo salvaje, Nada de ti y Oyelo que te conviene, Lalo fue calurosamente aplaudido y ovacionado de pie por sus acrobacias en el registro agudo, afinación perfecta, dicción impecable y por su despliegue de soneos, organizados y con rima.
El Canario fue aplaudido particularmente por su brillante gestión frente a un poderoso “big band” integrado por virtuosos como Juancito Torres, Charlie Sepúlveda, Elías Lopés, Reinaldo Jorge, Rafi Torres, Jimmy Bosch, Brian Lynch, José Clausell, Johnny Rodríguez Jr. y Joe Santiago, entre otros.
La concurrencia, estimada extraoficialmente en algunas 3,000 personas, disfrutó de una suculenta velada salsera. El anfiteatro Tito Puente se engalanó con la música del legendario Eddie Palmieri, quien dedicó la primera parte del espectáculo a La Perfecta, cuya peculiar sonoridad radicó en la química lograda a mediados de los 60 por el flautista Georgie Castro y los trombonistas Barry Rogers y José Rodríguez.
El sábado, el respetado flautista cubano Eddie Zervigón, director de la charanga Broadway, los trombonistas Reinaldo Jorge y Jimmy Bosch, y el cantante Hermán Olivera se encargaron de evocar con fidelidad y excelencia la época de Lo que traigo es sabroso, Champagne, Mozambique, Azúcar pa ti y otros álbumes de La Perfecta.
Por si fuera poco, el ponceño Ismael Quintana, cantante original de Palmieri, impuso su fraseo romántico y sentimental en el bolero Llanto de luna y, en particular, su sabrosura y veteranía rumbera en Azúcar y el guaguancó Pa la ocha tambó.
El espectáculo “40 quilates de historia musical” fue un banquete memorable de salsa con swing.