
“No hay originalidad. Hacen falta cosas distintas.
Con esto no creo que vengo con algo demasiado distinto. Vengo a hacer salsa con respeto y contenido musical”, dijo el músico al presentar su nuevo disco compacto, con el que regresa a sus raíces en la salsa tras 12 álbumes de jazz.
“Crecí escuchando salsa. Es un género que disfruté mucho”, dijo sobre la salsa de los años 70, que considera la gran era de la salsa. Entonces, agregó, “la orquesta, los músicos, se destacaban. Ahora es el solista, el cantante. Quiero traer nuevamente ese concepto, que se reconozca la orquesta por sus músicos”.
Eso se ha perdido, según señaló, por la comercialización del género. En la época en que Ramírez escuchaba la música de Roberto Roena y su Apollo Sound, la Sonora Ponceña, Bobby Valentín y El Gran Combo, no se había explotado la salsa romántica ni el cantante solista.
Ramírez vivía entonces en el Viejo San Juan y no le importaba más que el voleibol, el baloncesto y el béisbol. No le hacía mucho caso a los intentos de su padre, Humberto Ramírez, un músico que tocó con Bobby Valentín y Tito Puente, de que estudiara música. “El deporte fue mi pasión. Pensé que iba a ser deportista”, añadió.
Fue una época de tentaciones, del auge de las drogas y el alcohol entre los músicos y la juventud, pero Ramírez indica que “gracias a Dios, nunca estuve en eso”.
Al sostener que “el apoyo de mis padres y de mi familia ha sido esencial en mi existencia”, Ramírez reveló una de las principales metas de su vida: “Quiero ser el mejor papá del mundo, que mis hijos en algún momento de sus vidas digan que tuvieron el mejor papá”, señaló sobre sus hijos, una niña de 10 y un varón de 8 años.
“Para mí, estar con mis hijos es la felicidad. Son mis dos ángeles. Mi esposa es otro ángel. Lo más importante para mí es la familia. Tú puedes tener amigos, pero a la hora de la verdad, quien va a estar contigo siempre es la familia”, indicó.
“Mi primer amor es una canción que escribí para mi mamá, por el amor de hijo que ella despertó. También la salsa es mi primer amor”, agregó el músico de 39 años. Por otro lado, se describe como un hombre tímido, al que le gusta la soledad y pretende seguir conociendo su interior.
Además de los discos de jazz, Ramírez es arreglista, compositor y productor para iconos como Willie Colón, Gilberto Santa Rosa, Tony Vega, Marc Anthony y Olga Tañón, entre otros. Asimismo, ha compartido el escenario con importantes músicos de jazz como Freddi Hubbard, Justo Almairo, Alex Acuña y Chick Corea.
Al hablar de sus raíces, atribuyó el estancamiento de la salsa a que “todo el mundo quiere copiarse. No quieren ser originales. Espero que mi disco ayude a mover la salsa del estancamiento, esa es mi intención… Es una alternativa, presentar un proyecto que se salga del cliché, del cantante per se. La gente no conoce a los músicos, pero el cantante sin esos músicos no es nada”.
En su nuevo disco compacto, bajo el sello de Latin World Enterteinment Group, Ramírez es líder de su propia orquesta. La misma cuenta con el ponceño Freddy Gutiérrez y el cubano Juan José Hernández como cantantes, quienes se destacan al igual que los músicos con sus descargas.
“Espero que a los salseros, a los aficionados a la salsa, les guste el disco, que pueda llamar su atención. Y que la fanaticada del jazz me excuse por un ratito porque vuelvo a mis raíces. La salsa fue el trampolín para yo hacer jazz. Después vuelvo y les doy un nuevo disco”, terminó.