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Buena Vista cambió la vida de Omara Portuondo

Tota
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Es difícil mencionar a Omara Portuondo sin hacer referencia al famoso disco y documental que la hicieron mundialmente famosa a finales del siglo pasado.

“Pertenecer a la familia Buena Vista Social Club ha sido para mí uno de los hechos más felices y trascendentales de mi vida artística. Le abrió a la música cubana, y a todos los que participamos en este proyecto, las puertas de todo el mundo”.

Con estas palabras comenzó la entrevista que la cantante cubana Omara Portuondo tuvo con La Opinión esta semana, a propósito del recital que ofrecerá mañana sábado en el Royce Hall de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA).

Producido por Nick Gold y Ry Cooder, el CD Buena Vista Social Club tuvo, como bien se sabe, una versión cinematográfica dirigida por Win Wenders. El cálido y entusiasta recibimiento que le dio el público sirvió para que la música cubana tomara en el ámbito internacional un impulso publicitario que no había tenido en muchos años.

“Fue un lindo trabajo de equipo el que hicimos en Buena Vista Social Club, tanto en la música como en el cine y luego durante las presentaciones en vivo. Pienso que ninguno de nosotros hubiera podido crear algo así completamente solo. Gracias a que nos integramos como un buen grupo, en el que nunca hubo envidias y siempre se mantuvo un enorme compañerismo, todo el proyecto salió maravilloso”.

Según Portuondo, el Grammy y otros premios obtenidos por Buena Vista Social Club influyeron para que ella y sus compañeros Rubén González, Elíades Ochoa, Compay Segundo, “Cachaíto” López e Ibrahim Ferrer, entre otros, recibieran infinidad de ofertas para ir a presentarse en diferentes países.

Una de tales propuestas es la que hizo factible tanto las anteriores como la nueva gira que ella está realizando actualmente en Norteamérica.

“Han sido experiencias muy interesantes las que hemos tenido en los últimos años”, dijo Portuondo en conversación telefónica. “Yo me siento muy agradecida con Dios por haberme dado la oportunidad de seguir llevando nuestra música fuera de Cuba. Uno de los eventos que me dejó grandes recuerdos fue el concierto que presentamos en 1997 en el Carnegie Hall de Nueva York. Yo nunca había estado ahí y fue muy emocionante cantar en ese lugar, que es una de las salas más prestigiosas y bellas de todo el país”.

Considerada por algunos especialistas como la Edith Piaf cubana, Portuondo tiene una carrera artística de más de 50 años, durante la cual ha grabado media docena de discos.

“Empecé a cantar siendo todavía muy joven”, explica Portuondo. “Junto con mi hermana Haydée, Elena Burke y Moraima Secada formé el cuarteto Las D’Aída, al que acompañaba la pianista Aída Diestro. Nos gustaba interpretar melodías clásicas del jazz estadounidense y creo que no lo hacíamos tan mal”.

“Aunque la formación original de Las D’Aída sufrió cambios, yo permanecí como parte del grupo durante 15 años. Con Las D’Aída hicimos varias giras por Norteamérica. Nos aplaudían mucho dondequiera que nos presentábamos. Incluso, llegamos a cantar en el Club Tropicana, de La Habana, al lado de Nat King Cole. Todo lo que estoy haciendo actualmente, y con tanta aceptación por parte del público, es resultado directo de todo lo que aprendí entonces”.

La relación que tuvo Portuondo con Gold Cooder fue, sin duda, uno de esos felices y misteriosos accidentes que sólo ocurren una vez en la vida. Así lo confirma el cambio definitivo que produjo en su trayectoria artística el encuentro que ella tuvo con esos dos productores norteamericanos.

“A mí nunca me pasó por la cabeza que algo así podría llegar a suceder”, asegura con su conocida voz aterciopelada. “Yo, por casualidad, me encontraba grabando unas canciones en el mismo estudio donde Ry Cooder iba a producir un disco de melodías clásicas cubanas, que serían tocadas e interpretadas por artistas de los años 50. Alguien le dijo a Cooder quién era yo y él me invitó a colaborar en su disco”.

“Quienes participamos en este CD pusimos mucho cariño, amor y dedicación en cada tema que se grabó. Nadie pensó que íbamos a tener tanto éxito con él. Fue una hermosa sorpresa la que nos llevamos todos. Han pasado casi cinco años desde que Buena Vista Social Club rescató a muchos de nosotros del olvido. Aunque Compay Segundo murió recientemente, y Rubén González ya ha comenzado a ponerse muy enfermo, todavía tenemos planes de seguir grabando nuevos discos bajo el nombre de Buena Vista Social Club”.

“Yo he comenzado la producción de mi siguiente CD, con la colaboración de Nick Gold, que estará listo dentro de poco tiempo. Espero poder presentarlo aquí en Los Angeles durante la siguiente gira que haga por este país”.

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