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Despiden restos del pianista cubano Rubén González

Tota
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Más de un centenar de personas se congregaron en el cementerio de esta capital para dar el último adiós al afamado pianista Rubén González, quien saltó a la fama internacional hace apenas unos años con el disco “Buena Vista Social Club”.

Tras una carroza fúnebre que llevaba sus restos y otra completamente llena de flores, sus amigos, familiares y algunos músicos se despidieron al artista.

González, quien falleció a los 84 años de complicaciones renales y respiratorias, fue velado durante la noche del lunes en una funeraria local donde su cuerpo menudo fue cubierto por una bandera cubana.

Desde allí el cortejo salió al cementerio en la tarde fría y gris del martes, donde recibió un responso y fue enterrado.

Antes de que la caja gris con adornos plateados bajara a su tumba, la cantante Omara Portuondo, una de sus más cercanas amigas y cuya voz se plasmó en el disco que los lanzó a la fama, le arrojó flores blancas.

“No porque sus manos se hayan aquietado sobre el teclado dejaremos de escuchar la música que nos dejara Rubén González”, dijo a nombre del cortejo Lino Betancourt, un experto musicólogo frente a los asistentes.

Completamente en silencio las coronas de flores comenzaron a cubrir la tumba.

“No vamos a olvidar a Rubén González mientras haya amantes de la música”, destacó Betancourt antes de cerrar su discurso: “le decimos adiós al amigo”.

Con los ojos aguados por las lágrimas Portuondo recordó a la valía de su amigo ante los periodistas que la consultaban.

“Es una pérdida muy sensible, es la vida: hace un tiempo que estaba muy mal, ya no tenía lucidez”, explicó la mujer.

Para Portuondo, su colega fue “un músico completo”, pues a pesar de venir de una formación clásica le dio brillo a los géneros populares.

“Era una gente joven, alegre, positiva, no había nada que no se pudiera lograr con él”, agregó.

Entre quienes lo acompañaron al cementerio estuvo Juan de Marcos, el músico que los convocó para las grabaciones con el guitarrista estadounidense Ry Cooder en lo que a la postre fue el disco “Buena Vista Social Club”.

“Estoy Contento porque Dios me diera oportunidad de ser un vehículo para que hayan tenido reconocimiento internacional”, reflexionó este creador.

Por su parte, Orlando Vistel hoy funcionario del Instituto de la Música y discípulo de González hace años, ofreció su memorias a la AP.

“Lo conocí como un libro al que había que ir, todo lo que aprendí de las formas de interpretación populares se las debo a Rubén…él se dignaba a recibirnos a nosotros, estudiantes, a enseñarnos sus trucos, su tumbaos (sabor caribeño) secretos”, indicó Vistel.

Nacido en 1919 en la central provincia de Santa Clara, González estudió su instrumento desde la infancia y luego emigró a La Habana, donde se incorporó a las más destacadas agrupaciones.

Tras su jubilación siguió tocando para los suyos, pero no fue sino hasta el llamado de Cooder que su nombre no trascendió a los escenarios internacionales ávidos de su particular estilo al abordar el piano.

En 1997 el “Buena Vista”, que incorporó a muchos veteranos intérpretes, ganó un Grammy.

Desde entonces González volvió a la actividad pública y grabó dos placas: “Introducing… Rubén González” (World Circuit) en 1997 y “Chanchullo” (Nonesuch) en el 2002.

Este es el segundo de los miembros del “Buena Vista” que fallece. En julio pasado murió Compay Segundo a los 95 años.

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