
Aunque la condición lo atormentó, nunca desalentó sus deseos de vivir. Y, tras convalecer durante varios días en dicho hospital, el Sonero del Pueblo no aguantó más el calvario de las diálisis y ayer se rindió ante la mortal enfermedad que en la década pasada reclamó la amputación de su pierna derecha.
La salud cardiovascular de Marvin Santiago había desmejorado considerablemente, aparte de su acelerada pérdida del sentido de la visión.
Aún así, cuando se recuperaba, regresaba a la tarima a cantar. En Colombia y Panamá era un ídolo, y periódicamente -a pesar de sus quebrantos de salud- era contratado para actuar allá.
Una de sus últimas apariciones, calificada por él como la noche más feliz de su vida, se registró meses atrás en el anfiteatro Tito Puente, donde Oscar D´León y otros soneros le rindieron tributo. El concierto fue grabado para un disco que el sello AJ aún no ha distribuido. También apareció en el concierto del 45 aniversario de Tommy Olivencia.
Al cierre de esta edición, los restos de Marvin, de 56 años, permanecían en el hospital San Pablo, en espera de ser trasladados al Instituto de Ciencias Forenses y posteriormente a la funeraria.
Su esposa, Sandra Pagán, quien asistió el martes al tributo póstumo a Ismael Rivera, coordinaba anoche los preparativos del funeral con el plenero Billy Van y otros hermanos del cantante, así como con el director de orquesta Bobby Valentín, quien fue como un padre para Marvin.
“Para mí, además de un compañero y cantante, era un gran amigo. Pero aparte de la amistad, era como un hijo. Siempre fue una persona respetuosa y obediente. Las veces que lo tuve que regañar por una tardanza lo que hacía era que bajaba la cabeza con respeto”, recordó ayer Valentín.
Aunque Marvin grabó sus primeros discos con Cortijo, Roberto Angleró y otras orquestas, su prueba de fuego fue con la orquesta de Bobby Valentín. En 1969, Valentín se trasladó a Nueva York y reorganizó su banda con los cantantes Frankie Hernández y Roberto Angleró. Al año siguiente, produjo el álbum Something New con Frankie Hernández, escalando los primeros lugares de popularidad con el sencillo Huracán.
Frankie Hernández fue ingresado al Hogar Crea y, sin cantante, Valentín acudió a Marvin, quien en 1970 se consagró popularizando los diez números del elepé Rompecabezas, que contiene Papel de payaso, Vete pa´llá, Amolador y Beso borracho.
“Me lo presentó Roberto Angleró. Marvin estaba en Chicago y había firmado contrato con Johnny El Bravo. Cantaba de todo, era muy versátil. Su timbre era diferente al de Frankie, pero pudo llenar su vacío y llevar mucho más lejos la orquesta”, recordó Valentín.
Aunque posteriormente participó en otros álbumes de Bobby, Marvin permaneció en su orquesta hasta 1976, despidiéndose con el éxito El jíbaro y la naturaleza para al año siguiente debutar como solista con el elepé De los soneros.
Tras una fugaz estadía con la orquesta de Tommy Olivencia, Marvin brilló como solista encaminado por el productor Jorge Millet, de cuya mano impuso éxitos como Fuego a la jicotea, Vaso en colores, La picúa, Fuego al cubó, La buruquena de doña Inés y otros.
Según informó Valentín, quien coordina el velorio y posterior sepelio, en la tarde de hoy los restos del Sonero del Pueblo estarán expuestos en la Funeraria Ehret en Río Piedras.
Reacciones
•Tommy Olivencia :”La muerte de Marvin ha sido dura para mí. Estuvo poco tiempo en mi orquesta, pero pudo hacer el trabajo. Hubo cierto distanciamiento entre mis cantantes y él, pero siempre estuvo alegre y nunca lo vi triste. Se fue del grupo y seguimos siendo amigos. Siempre lo llevé a todas mis actuaciones de aniversario. Me duele su partida.”
•Cano Estremera: “Es triste su partida y más triste será lo que sucederá ahora cuando muchos se lucren de su memoria y otros hablen de lo que nunca hicieron por él. Otro que se va al limbo cultural que hay en este país, en el que somos destinados a ser olvidados por las autoridades, pero por el pueblo no.”
•Sammy Marrero: “Hace tres años estuvo en mi casa con su esposa y escuchamos su música, cenamos y todo. Era mi amigo. Lo conocí cuando comenzó con Bobby, pero yo sabía quien era porque cantaba con el grupo Los Trotamundos de Bayamón.”
•Rafael Ithier: “Fue el mismo toda la vida. Inquieto, pero buen muchacho y tremendo sonero, con sus cosas y demás que conocemos todos. Pienso que era relativamente joven. Vivió la vida muy acelerada. Pero sus cualidades de cantante no están en discusión. Sonero humilde, cuyo seudónimo le caía perfectamente. Es triste, porque se nos están acabando las figuras.”
•Willie Rosario: “Me apena mucho su muerte. Fue un verdadero cantante de pueblo. No dependía de guardaespaldas ni de amigos cercanos. Lo conocí en Chicago. Fue un sonero y un gran bolerista. Se pierde un gran sonero, porque todo lo que inspiró lo hizo con mucho sentido.”
•Luisito Carrión: “Hemos perdido una gran estrella; un ser humano, que considero mi papá. Viajamos mucho. Me apena la partida de su materia, pero me alegra porque está morando con el Señor, porque en los últimos episodios de su vida estuvo bien aferrado a Dios.”
•Perico Ortiz: “Cada vez que se va un compañero, lo que hago es celebrar su vida y aportación musical. Al igual que Ismael Rivera, Chamaco y Héctor, supo escudriñar el sentir de la esquina, de las personas humildes. Fue bendecido con el arte de combinar la clave con la inspiración. Eso no se estudia, lo tienes o no… y Marvín lo tenía.”
•Gilberto Santa Rosa: “Todos los puertorriqueños estamos de luto, perdimos a un excelente exponente de la salsa y un ser humano inolvidable. Aquellos que tuvimos la dicha de conocerlo siempre lo recordaremos. Los salseros hemos perdido a un ser excepcional y a un cantante con difícil de igualar.”
•Luisito Vigoreaux: “Es una noticia que me apena mucho y lo vamos a extrañar, pero para que siguiera viviendo incómodo y sufriendo por esa condición de diabetes, es mejor que descanse. Me consuela saber que vivió como quiso.”