
Maracaibo, en el occidente del país, fue la primera plaza que vio el espectáculo de la “Mujer de fuego”. Mérida, San Cristóbal, Puerto Ordaz y Barquisimeto se deleitaron por primera vez con un show de Olga. En el Coliseo de Barquisimeto rompió récord de taquilla y fue tanto el frenesí, que aquellos que no pudieron entrar derribaron las puertas para lograr entrar al recinto. La “Olgamanía” hizo de las suyas.
Mientras, en Valencia y Caracas la esperaban ansiosos. La historia se repetía: lleno total. En su camerino de El Poliedro, minutos antes de subir a escena, Olga habló con El Nuevo Día sobre lo emocionante que es ver tantas manifestaciones de afecto.
“Se siente bien bello, mucho más cuando hay gente a la que le explico que estuve como siete años sin venir a Venezuela, sin sonar aquí, y tenía mucha necesidad, pues muchos compañeros artistas me decían ´acabo de llegar de Venezuela…´, y yo me decía, ´caramba, cuándo voy a ir´. Nunca es tarde si la dicha es buena. Me tardé, pero la satisfacción que en este momento he sentido es muy grande. Me tratan como a una hija más.”
Serena y ávida por reencontrarse con los caraqueños, la cantante salió al escenario faltando pocos minutos para las 9:00 p.m. Así es la vida encendió el ánimo de los asistentes, quienes gritaban y bailaban entusiasmados. Sus primeras palabras fueron para agradecer el apoyo brindado por el público venezolano: “¡Ya parezco de Venezuela!”.
Exitos como Por tu amor, El frío de tu adiós, Basta ya, Tú te lo pierdes, Miénteme y Cuando tú no estás formaron parte del repertorio. Entre una y otra canción, la vocalista interactuó con el público.
“¡Sufre Michael Jackson! ¡Sufre Britney Spears! Allá en Puerto Rico está Tego Calderón y aquí en Venezuela está la Tañón”, expresó ante la cálida respuesta de la audiencia.
Olga no sólo demostró sus cualidades vocales, dominio escénico y aptitud para el baile, también demostró la sensibilidad que la caracteriza al interrumpir el tema Mi eterno amor secreto para que una joven del público la acompañara a cantarlo en lenguaje de señas. Fue uno de los momentos más emotivos, que provocó la ovación de la concurrencia.
También el tributo a Celia Cruz cautivó a la audiencia, pero, sin duda, el clímax del espectáculo fue cuando Olga cantó Venezuela, un tema con el que quiso homenajear a los venezolanos y que según sus palabras describe “lo hermoso que es este país”. Para interpretarlo llamó a José Luis Morín, compositor venezolano, quien la acompañó con la guitarra. Arropada con un tricolor nacional gigante, Olga comenzó a despedirse. Cómo olvidar y Muchacho malo serían el hasta pronto definitivo entre la Tañón y su público, un eterno amor, nada secreto, pero sí recíproco.
Después de esa desbordante energía, Olga confesó a El Nuevo Día que se comería un sancocho de pollo y unos tequeños (platos típicos). Seguro se deleitó tanto como con su exitosa gira por estos lares.