
Como estaba programado, los “Mulatos del Sabor” rompieron a tocar a las 11:00 p.m. con el tema Guaguancó de El Gran Combo, en una sala llena de salseros que comenzaron a llegar al lugar dos horas antes.
Divididos en dos clases de públicos, los bailadores se mantuvieron en el primer piso, mientras que el de más edad prefirió observar el show sentado en el segundo piso del establecimiento y desde allí transportarse imaginariamente a sus años mozos.
Fuese sentados o bailando, el público disfrutó temas como El menú, A mi manera, Goyito Sabater, Un verano en Nueva York, Carbonerito, El teléfono, Me liberé y La loma del tamarindo, entre otros.
“Estos conciertos son un poco sacrificados, especialmente para el productor, pero pienso que está contento porque contó con el respaldo del público”, señaló Ithier.
Indicó que al puertorriqueño de Estados Unidos le hace falta un espectáculo como el que presentaron ya que le trae un poco de alegría y recuerdo. “Nosotros lo disfrutamos tanto como ellos porque sabemos que están disfrutando con nuestra música, porque la vida no todo puede ser trabajar. Estos ratitos de acercamiento entre la gente y nosotros hacen mucha falta de vez en cuando y nos llena mucho como puertorriqueños”.
En cuanto al público, que en su mayoría sobrepasaba los 40 años, Ithier dijo que era algo esperado, “porque pienso que es el público que de verdad entiende y disfruta mucho de nuestra música porque nació con ella, se graduaron de la escuela con ella, se casaron con ella y han vivido toda una vida con nuestra música”.
“A ESE público es al que nosotros agradecimos el respaldo, porque es el que quiere que nosotros regresemos nuevamente. Pienso que existe la posibilidad de que regrese este año a Orlando”, dijo Ithier. Aunque la sala tiene capacidad para 2,800 personas, el productor del espectáculo, César Sainz, dijo estar muy complacido con el respaldo del público al concierto, el primero que realiza en esta ciudad. “Ha sido una noche fabulosa, estamos muy satisfechos de la manifestación del público”, comentó un emocionado Sainz a El Nuevo Día, luego del concierto.