
El hecho de posponer la materialización de los sueños, nunca implica renunciar a consumarlos y en esta tónica Sergio Vargas, Eddy Herrera, Rubby Pérez, Rafa Rosario y Fernando Villalona se sumaron impecablemente vestidos al “Embrujo Romántico”.
El recital presentó credenciales el pasado viernes en la Ciudad Corazón para complacer por tres horas al público que colmó el Gran Teatro del Cibao a pesar de un intento de diluvio.
En las dos siguientes noches el quinteto se trasladó al teatro la Fiesta del hotel Jaragua donde se presentó una propuesta más depurada y con mayores recursos visuales (cinco pantallas) que la expuesta en Santiago, pero igual de memorable.
En la Ciudad Corazón, la apertura, asignada a Sergio Vargas, la competencia de greñas entre gente de Villa Altagracia y completada por el pianista Carlos Sánchez resultó sintomática, pero paralelamente el acierto en la selección del repertorio, garantizó una sintonía exitosa con el público del Cibao que se dejó convencer por el contenido de esta convocatoria diseñada para el sosiego y para disfrutar de los intérpretes en otra dimensión.
Sergio fue precisamente quien inició el discurso sobre la realidad de que muchos merengueros soñaron primero ser aceptados como baladistas al expresar “los que han escuchado mi música por muchos años, sólo tienen que quitarle la tambora”. De hecho en un momento de su actuación superó el riesgo de cantar a capela y el público lo despidió como una estrella.
Nelson Javier “El Cocodrilo” propició la incorporación del director musical del espectáculo, Rafael Solano, y el “maestro” agradeció el recibimiento de pie del público con un sólo de piano de su clásico “Por amor”.
A Eddy el público le regaló un recibimiento de profeta en su tierra y logró definitivamente una empatía envidiable con la audiencia que recibió los frutos de la estética de una imagen de galán y actor, que enrareció con contorsiones y gestos de mañas no muy dignas de esta estirpe.
El desafío de trompeta y voz logrados en la canción “Silencio” fueron abrumadoramente buenas y el galán del merengue agradeció la “añoñadita” de su ciudad natal.
Con la voz más alta del merengue, Rubby Pérez, el nivel continuó ascendiendo y su amplia sonrisa al recibir la respuesta del público develaron su satisfacción por la oportunidad de manejarse en un género para el que posee un talento fuera de serie. Entre canciones del maestro Rafael Solano, Pérez retomó el deseo enarbolado por sus colegas de aporte de los políticos en favor de paz para los dominicanos.
Una opinión divergente sobre su inclusión en el elenco de “Embrujo Romántico” convirtió a Rafa Rosario en el centro de atención y en justicia es preciso decir que le dejaron consumar el sueño de presentarse frente al auditorio de un teatro, y empleando el calificativo que él se adjudicó es preciso especificar que sobrevivió la “Voz del Pueblo” entre expertos en cantar con maestría boleros y baladas.
De hecho, sería saludable que optara por no distraer al público justificando que canta, debió concentrarse en disfrutar la respuesta cálida del público y rumiar el privilegio que sí posee interpretando merengue.
Fernando Villalona cerró la entrega de Luis Medrano y fue recibido al nivel preciso de la estatura de “El Mayimbe” con estridentes aplausos, rememorando las canciones de su repertorio enraizadas en la cotidianidad de muchos dominicanos.
En este Villalona claramente más espigado, la vocalización también se ofreció más cuidada con los acostumbrados efectos de adhesión que tiene garantizado en sus actuaciones, a tal grado que cerró un concierto de boleros con el merengue “Mal Acostumbrado” en un “Embrujo Romántico”.
En la capital
En Santo Domingo los turnos de las actuaciones se variaron y se manejaron con mayor agilidad.
A Rubby Pérez le tocó iniciar a las 10:00 de la noche y de nuevo tuvo la mejor compañía del maestro Rafael Solano al piano, el mismo que en los intermedios deleitó al público con algunas de sus emblemáticas composiciones.
Una de las canciones más celebradas fue “Por amor”, de la autoría de Solano y que Pérez interpretó en el epílogo de su exposición.
El teatro la Fiesta del hotel Jaragua resultó pequeño para la audiencia que repartió sus aplausos y ovaciones entre los artistas quienes agradecían el gesto.
Eddy Herrera, el “segundo al bate”, se llevó honores del público. Su voz espumosa se adherió muy bien al repertorio y hasta algunas chicas le declararon su amor.
Sergio Vargas, por su parte, recurrió otra vez al recurso de la “oratoria” para “dejar caer” sus ocurrencias. Villa Altagracia tampoco faltó en su discurso. También reclamó que en Santiago se hizo trampa al permitir que “El Mayimbe” cantara un merengue al final en un concierto netamente de boleros.
Reivindicándose por el criticado traje de cuadros que lució en los premios Casandra, “El negrito de Villa”, se vio “caro”, al lucir un atuendo impecable que reforzó con una corbata “Moschino” que acababa de estrenar.
Pero los aplausos vinieron por su exposición musical de “altos kilates” al reafirmar su probado talento interpretativo.
“La voz del pueblo”
Rafa Rosario, quien dedicó su actuación a sus hijos presentes, demostró sus facultades a los que dudaban de su comunión con la música romántica. Por eso salió jubiloso del escenario ante ensordecedores aplausos del público que aprobó su desempeño, aunque la orquesta sonó en ocasiones muy alta para su voz.
“Soy la voz del pueblo porque tenemos 25 años de labor y el pueblo ha dicho que sí a Los Rosario y aquí estoy buscándome la vida”, afirmó Rafa, tras elogiar la calidad interpretativa de sus compañeros, entre quienes dijo ya sentirse como parte de esa liga de “grandes cantantes”.
Entre otras interpretaciones, Rafa Rosario, cantó el tema “Magia”, acompañado por el maestro Rafael Solano y el trompetista Armando Beltré.
El cierre estuvo a cargo de Fernando Villalona, de quien no es necesario abundar, por ser el veterano de todos en el bolero. Como siempre ratificó su calidad superior y concitó la mayor algarabía de sus eterno admiradores.