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Noche de salsa brava y fuerza jazzística

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CON LA salsa dura y arrolladora del trombonista Jimmy Bosch, comenzó la decimocuarta edición del Puerto Rico Heineken Jazzfest, dedicada al legendario saxofonista argentino Leandro “Gato” Barbieri.

Tradicionalmente, la primera noche del festival ha sido la menos concurrida, pero el jueves alrededor de cinco mil amantes de la buena música se congregaron en el Anfiteatro Tito Puente, donde permanecieron hasta la medianoche, cuando el quinteto de jazz fusión Spyro Gyra culminó su brillante presentación, tras seis años de ausencia del festival.

El jueves, empero, la salsa marcó un precedente al ser el género que inauguró el evento. Jimmy Bosch y su banda debutaron en el jazzfest con un show irresistible, orientado al concepto de salsa-descarga de sus discos Soneando trombón y Salsa dura.

No hubo resistencia, ni abucheos; si acaso caras largas, los ceños fruncidos y los gestos de disgusto de algunos puristas, que no soportaron el masacote y el saoco que Bosch destiló en selecciones como Otra oportunidad, La cacharra, el chachachá Vengo a cantar y otras.

Ciertamente, sería atinado cambiar el nombre del espectáculo producido por Luis Alvarez y Méndez & Co. a Puerto Rico Heineken Jazz, Salsa & PopFest. Aunque algunos conocedores insisten que el foro adecuado para Jimmy Bosch debe ser el Día Nacional de la Salsa, la realidad es que ignoran que dicha expresión –como la música cubana y la brasileña- es recurrente en festivales de jazz de gran envergadura y prestigio mundial, como el Playboy, el JVC, el North Sea y el de Montreaux.

En honor a la verdad, la propuesta de Jimmy descansa en la improvisación, elemento indispensable del jazz que propició la exitosa serie de Salsa meets Jazz que el fenecido Jack Hooke instituyó en el Village Gate.

BOSCH, QUIEN el jueves tocó la versión latina del estándar Speak No Evil de Wayne Shorter que grabó en el cd Salsa dura, se rodeó de excelentes solistas, como el saxofonista barítono y flautista Mauricio Smith Jr., el trompetista puertorriqueño Angie Machado y el saxofonista Jeff Lederer, además de una sección rítmica explosiva, encabezada por el veterano timbalero Nicky Marrero.

Bosch, el trombonista de mayor virtuosismo de su generación y en cuyo estilo convergen influencias de Barry Rogers y Willie Colón, introdujo al sonero Juan Bayona, cantante versado e inspirado, de un sentido rítmico envidiable y de un estilo parecido al de Héctor Lavoe.

Cambio de ritmo

A segunda hora, la nota de la sandunga salsera cambió al sentimiento jazzístico con la extraordinaria presentación de la banda Spyro Gyra del polifacético saxofonista Jay Beckenstein. Con Spyro, quinteto que concentró su repertorio en los álbumes The Deep End, Original Cinema, Morning Dance y otros, comenzó el viaje por los senderos del swing.

Beckenstein, quien dobló con gran virtuosismo del saxofón alto al tenor y al soprano, dirige una banda aceitada, de mucha cohesión y química, en la que cada integrante (Tom en el sintetizador, Julio en la guitarra eléctrica, Scott en el bajo eléctrico y Ludwig en la batería) es pieza fundamental e integral.

Spyro Gyra sencillamente toca de todo; desde jazz funk y rock (Rock Away To Sunset), hasta afrocaribeño (Calle 8), balada jazz (In My Life), swing y be-bop (Conversations).

Sus interpretaciones más aplaudidas fueron la composición The Crossing del guitarrista cubanoamericano Julio Fernández, un excitante arreglo en el que enlaza el ritmo africano 6/8, la rumba flamenca y el rock; Morning Dance (según Jay, en su versión dos mil y pico) y el blues Daddys Got A New Girl Now, que incorporó a la concurrencia.

LA DECIMOCUARTA edición del Puerto Rico Heineken Jazzfest continuó anoche con las actuaciones de Edgar Abraham, Monty Alexander y Tony Pérez. Y sigue esta noche con las esperadas presentaciones de Tito de Gracia, Gato Barbieri y Dianne Reeves.

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