
Géneros y representantes de diversos mundos musicales se hermanaron en esta fiesta musical en la que participaron, el roquero mexicano Aleks Syntek; el baladista mexicano Cristian Castro; la reina del merengue Olga Tañon;el cantautor Franco de Vita; el rapero del momento Daddy Yankee; la cantante Thalía y dos de los máximos representantes de la música regional mexicana, Marco Antonio Solís y Joan Sebastián, por mencionar a algunos.
Entre los más ovacionados de la noche estuvo Juanes quien interpretó su popular tema La camisa negra, mientras que con “Las avispas” Juan Luis Guerra puso bailar hasta a Jennifer López y Marc Anthony. Por cierto, Anthony recibió el Premio a la Estrella del Año y, por un momento pareció que cedería a las lágrimas, pero los vítores de su esposa lo ayudaron a dedicarle ese honor a ella (llamándola “Lola”) y a sus hijos.
En el espectáculo, que duró tres horas, hubo tiempo y espacio para escribir un capítulo de historia musical. No sólo se inauguró un premio para el género del reggaeton, (el cual ganó Daddy Yankee), sino que este género se consolidó como el de mayor fuerza quizás en estos momentos. De hecho, Puff Daddy confirmó en el escenario que formó el sello disquero Bad Boy Latino con el artista cubanoamericano Pitbull, mientras Emilio Estefan presagiaba: “El reggaetón va a seguir subiendo.”
Tampoco faltaron las sorpresas. La mayor fue sin duda, el homenaje al Papa Juan Pablo II en voz de Tony Meléndez, un cantante discapacitado a quien el pontífice había dicho algunos años atrás: “Eres una esperanza viviente, para todos nosotros, no dejes nunca de llevar tu mensaje”. Al tocar la guitarra con los pies y cantar una emotiva canción, arrancó lágrimas de mucho y, de paso, se llevó la ovación más prolongada de toda la noche.
Para finalizar, Puff Daddy se unió a su colega Daddy Yankee en la interpretación de su ovacionado hit Gasolina, mientras luces de bengala iluminaban el escenario y Puff Daddy gritaba la palabra “Latino.”