
Aunque en los clubes nocturnos, las fiestas patronales y los festivales, la norma de Oscar es honrar dos y tres compromisos por noche, el sábado será la segunda ocasión en su carrera que incursiona en una sala teatral con dos funciones.
A las 8:00 p.m., cuando ascienda el telón, se embarcará en un espectáculo de dos horas de duración en que evocará sus andanzas con la Dimensión Latina y la orquesta Salsa Mayor, sin olvidar lo más granado de su repertorio como solista y una muestra de la música de Mario Hernández, Daniel Santos y El Gran Combo que tararea desde los años en que se ganaba la vida como taxista en su natal Venezuela.
A las 10:00 p.m. regresará al camerino y a las 11:00 p.m. se reencontrará con su fanaticada en la segunda función de su concierto en Bellas Artes.
“Se necesita mucha energía y entusiasmo. Cuando canto y toco el contrabajo, el público me inspira y lo que me gusta es seguir, seguir y seguir. No planifico mucho mis conciertos. Lo que hago es usar un poco la sicología y de acuerdo con la reacción del público voy escogiendo las canciones”, dijo Oscar desde su hogar en Caracas, Venezuela.
Consciente de la importancia de reciprocar el respaldo del pueblo con un homenaje a la música puertorriqueña, en su regreso a Bellas Artes Oscar D’León presentará como invitado especial al maestro del tres, Mario Hernández.
“Lo considero artífice de mi triunfo, porque sus canciones fueron escogidas por mí para grabarlas y tengo decenas de sus canciones en mi repertorio. Lo voy a tener en los ensayos y en los conciertos”.
Contrario a otros salseros, D’León no compartirá el escenario de Bellas Artes con alguno de los exponentes del reggaetón. Eso no significa que no le interese la corriente “reggaetonera”. En su próximo disco estampará las piezas Mi niña bonita y Llámame, grabadas a dúo con sus hijos Irosca y Yorman.
“Es la música que está gustando. No se puede asegurar que llegó para quedarse. Hay que esperar un tiempo para ver si no sucede lo que pasó con el ritmo punta de la Sopa de caracol y la lambada, que la gente se cansó”.
Sí reconoció que la longevidad del reggaetón podría depender de la industria y de sus propios exponentes en el sentido de que resulta más rentable producirle un disco a un rapero que a un salsero o un baladista. Tampoco se debe olvidar, continuó diciendo D’León, que en el reggaetón los raperos disimulan muy bien sus limitaciones vocales.
Ahora que es dueño en Caracas del Club Mazukamba, el reggaetón y la salsa son géneros recurrentes en su cartelera. Oscar D’León, de 62 años, considera que los venezolanos necesitan opciones y alternativas de entretenimiento. Por eso la admisión a su salón es libre de costo.
Aunque reside en Venezuela, D’León se mantiene al margen de las controversias políticas. Nunca se ha manifestado en contra ni a favor del presidente Hugo Chávez.
“Lo que hago es contribuir a la unión entre los dos bandos, tomando en consideración que el día en que fallecí y reviví, la gente de los dos bandos se volcó en llamadas”.
Dos años después de los tres infartos que amenazaron su vida en Martinica, el “León de la Salsa” se siente en plenitud de salud. Oscar, quien diariamente se toma una aspirina, atribuye su bienestar al ejercicio, al descanso y a una o dos copitas de vino diarias.
“Yo llegué a desaparecer de este mundo. A mí se me apagó el televisor; estuve totalmente inconsciente y pude quedar como un vegetal. La diferencia fue lo mucho que sigo cuidando mi vida. Si dejo de hacer ejercicio sucumbiré rápidamente. No me preocupa nada; si a mi lado se está cayendo una pared, me quito para que se caiga. Cuando único estoy pensativo es cuando compongo mi música”.
Tampoco ha mermado su ritmo de trabajo. La tarima también lo mantiene con vida. Después de sus conciertos en Bellas Artes, la semana entrante será una de las atracciones del 30 aniversario del Festival de Salsa de Nueva York.
Ahora permanecerá más tiempo en Caracas, donde administra el Club Mazukamba. Su sueño es presentar a don Rafael Ithier y El Gran Combo.
“Si aceptan, para mí sería un honor. Hasta cantaría con ellos y todo. Yo no le guardo rencor al maestro Ithier, sino lo que siento es un poco de dolor, porque todavía no me ha pedido excusas después de visitar mi país y atreverse a imponer como condición que no me contrataran”.
Oscar reveló que otra de sus añoranzas es grabar con los Mulatos del Sabor. Reiteró que no es imposible, porque ambos son artistas exclusivos de Sony. Y les propondrá a los directivos de la trasnacional el concepto de un disco con El Gran Combo que, a su entender, sería una valiosa aportación a la salsa.
“Estoy dispuesto a hacer lo que el maestro Ithier diga. Sería un tiro. Esas combinaciones son buenas, porque se trata de inspirar a los jóvenes que siguen nuestras huellas. Yo admiro y a veces hasta copio la forma en que les tocan a los bailadores. No es una fantasía. Los años pasan y uno va desapareciendo”, concluyó.