
Pero aunque el músico cubano luchó contra el desengaño y se cuestionó su propia fe en la belleza y la magia subyacentes de la vida, la poesía que expresó con su guitarra esperanzó a millones de admiradores y lo convirtió en un icono latinoamericano del idealismo.
Rodríguez es un soñador, el Bob Dylan del mundo latino. Poco conocido en Estados Unidos, generaciones de mexicanos, argentinos y cubanos vivieron momentos importantes de sus vidas al ritmo de las melodías de Rodríguez: el primer beso o decepciones amorosas, manifestaciones de juventud y desilusiones políticas.
El optimismo innato define el hombre y su música. Ojalá, una palabra símbolo en la vida de Rodríguez, tomó especial significado en su último CD, “Cita con los Angeles”, muy influido por el los ataques terroristas del 11 de septiembre en EEUU. Ese día, al mismo tiempo que llegaba la información del atentado terrorista en Nueva York, su esposa, una joven flautista, dio a luz a una hija, y además nació su primer nieto, de un hijo de un matrimonio anterior.
“Todas estas cosas, todas estas angustias y felicidades, están metidas en ese disco”, asegura Rodríguez. “Seamos un tilín mejores, y mucho menos egoístas”, concluye la canción.
“Generalmente, por lo menos cuando canto, soy bastante optimista”, dice Rodríguez en una entrevista con The Associated Press en la oficina de su estudio. “Te digo cuando canto porque puede que en otros momentos no lo sea tanto. Entonces hago canciones para convencerme… hay que ser optimista”.