Toño Rosario La vena romántica del merengue
Para el ultraprofesional Rosario, su música es un oficio con una meta principal: “Momentos para alegrar a la gente. Lograr que se diviertan´´.
Su amor por la música lo lleva en la sangre: sus padres eran cantantes y llenaron su vida de ritmos y melodías desde que nació. Por lo tanto, cuando Rosario confiesa que ama la música, no es una expresión retórica, es que le sale del alma.
´Canto y canto y canto hasta que la gente diga `¡ya!´ ´´, precisa. “No me canso´´.
Esa energía musical se la debe a varios factores: su fe en Dios, el cariño de sus millares de admiradores y a no tomar alcohol.
Rosario, uno de esos intérpretes difíciles de encasillar, categoriza su música como “merengue romántico´´.
Ese romanticismo musical lo ha establecido como uno de los intérpretes latinos más candentes del momento. En su país, cuando se presenta en la televisión, los ratings del programa suben como la espuma. Incluso, cuando camina por las calles de Nueva York, lo hace acompañado por sus guardaespaldas.
Pero aunque la fama es parte de ese oficio que tanto adora –no hay lugar en su país que no conozca su rostro–, Rosario confiesa que trata de mantener una vida privada y saludable.
Máximo Antonio del Rosario nació en un campo llamado La Cruz del Isleño, en el este de República Dominicana.
Si se le pregunta su fecha de nacimiento, se ríe. ´´No, eso no´´, contesta jocosamente. Pero después agrega que vio la luz un 3 de noviembre.
´´La edad no significa nada en la vida de un artista´´, afirma.
Sobre su signo zodiacal dice que se considera un Escorpión “en verdad´´.
´´Todos los signos tienen un polo positivo y un polo negativo´´, asevera. “Yo estoy nivelado entre los dos: soy fuerte y a la misma vez soy muy noble´´.
En cuanto a su música, dice que posee ´´la magia del cuco´´ por su habilidad de hipnotizar a sus oyentes cuando se presenta en algún concierto o espectáculo. Explicó de qué manera: a veces, cuando está cantando, la gente, en vez de bailar, se pone a simplemente escucharlo por horas.
Una de las cosas que últimamente identifican a Rosario son sus trenzas rubias, que lo conectan con el jamaiquino Bob Marley. Incluso, la música de Rosario, como la del legendario Marley, refleja una especie de fusión sonora: merengue, reggae, rap y pop.
Cuando se despidió del grupo Los Hermanos Rosario hace 12 años para convertirse en solista, su primer éxito fue el tema La última copa. Luego su primer disco en Puerto Rico, a finales de la década de los 80, titulado Toño Rosario, fue un triunfo absoluto.
En diciembre del 2004 lanzó su más reciente CD Resistiré, con el sello de la disquera Universal. El álbum consiste de 10 canciones: El reloj, Porque yo quiero, Vamos a reír un poco, Ay, hombre, una nueva versión de Sombras nada más, Te amaré, Mi tristeza es mía y nada más, Eres, En navidades, y la canción titular del disco, que reflejan el elegante y siempre contagioso ritmo musical de este innovador artista.
Actualmente está grabando un disco en México con canciones mexicanas. En la primavera se embarca para Europa donde su música también ha pegado. El 11 de febrero se presentará en el Atarazana Night Club en Miami.
Padre de 10 hijos, Rosario reside entre Santo Domingo y Miami. Está casado con una puertorriqueña, conocida por el apodo Yari Yari, que lo ayuda en algo muy clave en su presencia artística: encontrar diversos estilos de ropa para variar su look.
Rosario enfatiza que es precisamente por su variado y ecléctico vestuario que sus fanáticos disfrutan ´´verlo´´ en acción.
Antes de despedirse, hace un recorrido por el vestuario que usó en los shows del año pasado: por unos tres meses se vistió con trajes italianos, después como los raperos con trajes largos y sombreros, de ahí pasó a guayaberas de distintos colores que mandó a hacer en Miami. Ahora está vistiendo ropa del diseñador Roberto Cavalli.
´´Yo impongo la moda´´, asegura. “Por lo menos de mis fanáticos´´.