
Para él, gritar su lírica: “flachea, flachea, pa’ ver si son de verdad / flachea, flachea o es que no hay babilla / flachea, flachea, aunque tus socias tengan más / flachea, flachea, ponlas a brincar”, no significa una ofensa ni falta de respeto hacia la mujer.
Eso sí, comentó que en sus composiciones nunca aparecerán los maleantes y las pistolas porque lo de él, no es la “tiraera”, sino dejar correr su imaginación.
“No es una falta de respeto ni la estoy utilizando (como objeto sexual). Estamos en el 2005, el que se quiera ofender, pues… No me inventé el mundo. Eso es lo que se está viviendo en las discotecas. A mí, tú no me ves malanteando. He vivido esos vacilones en las discotecas, eso pasa en las discotecas”, reaccionó el rapero, de 26 años, quien promueve su primer disco “El color del dinero”.
“Por qué hay que pensar que uno es machista, no estoy denigrando a nadie. Es más, las mujeres en las discotecas, son ellas las que se trepan y te bajan hasta el pantalón. No estoy ofendiendo con eso, ellas son las que empiezan y te suben la camisa”, agregó el vocalista, para acentuar que su sencillo promocional “Flachea” retrata la vida nocturna de los jóvenes que frecuentan las discotecas.
–Tienes una hija de 7 años (también es padre de un varón de 5 años), ¿qué pasaría si le cantan ese estribillo de “Flachea”? ¿Lo aceptarías o te disgustaría?
–Tengo que amoldarme a los tiempos, no puedo ir en contra de eso. Le daré educación y buenos valores, pero no puedo tapar el cielo con la mano. Es más, cuando tenga 15 años las cosas van a estar peor, pues vamos a bregar con eso. Esto es un género agresivo, no puedo cambiar eso.
Letras agresivas existen en todos los géneros musicales, pero Yamil se identificó con el reggaetón porque “no esconde nada, y se dice todo tal cual”.
“Esto existe en las baladas. Ednita (Nazario) tiene temas fuertes de contenido y Lourdes Robles, pero lo ponen en una jerga y una forma más bonita. No es ofensiva porque así se habla en la calle, así nos comunicamos”, reiteró el artista, cuyo nombre del disco, “El color del dinero”, nació porque el género del reggaetón está pintado de verde, como el color de los billetes.
Yamil se crió en la urbanización Forest Hill, en Bayamón. Estudió en el Liceo Hispanoamericano de ese pueblo. Durante sus estudios escolares, descubrió su afinidad por la música y, además, que la universidad no era para él. Dijo que ni su mamá Evelyn Ramírez pudo impedir su incursión en el reggaetón.
“A diferencia de muchos raperos, que mienten, no me crié en el caserío ni barrio. Mucha gente piensa que tienes que venir de ahí, estar preso, vender drogas, no vengo de la calle. Me gustó y me lancé. Lo más difícil fue mi mamá, pero ahora me apoya por mis logros, ya no está furiosa”, señaló el joven, quien tiene su cuerpo tatuado.
Este arte corporal es otra de sus fascinaciones, por lo que posee hace tres años un negocio de tatuajes en Levittown.
Yamil es ambicioso a la hora de proyectar sus metas. Se visualiza en la pantalla grande, y, dijo, no descansará hasta lograrlo.
Quiere producir, como lo hizo con Noelia
Yamil fue el productor del disco “Melao” de la cantante Noelia, con quien comentó haber perdido comunicación.
Ese proyecto se sustentó de composiciones del rapero y de los géneros, R&B, reggaetón y baladas.
“Sé que puedo ser romántico también. Me gusta hacer cosas distintas a mí. Ella me abrió las puertas y estoy agradecido”, apuntó el artista, quien vio en la hija de Yolandita Monge a un ser “inteligente y a quien respeto su estilo de ser”.