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Deslumbrante el maestro Palmieri en su concierto

Tota
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Fue un alucinante viaje a un gigantesco club de jazz, en el que el frenesí del swing y la calentura de la salsa extasiaron a la fanaticada de Eddie Palmieri que el viernes desbordó la Sala de Festivales del Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré en su memorable concierto “Listen Here!”.

El maestro y su piano a veces parecían transfigurarse, cubiertos por los amarillentos destellos de una luz que, más allá del perseguidor, los reflectores y spotlights de la producción, descendía de otro lugar.

Con su espiritualidad, la música de Palmieri tiene el poder de hipnotizar a su público; lo embruja, lo excita, lo embriaga y lo avasalla con sus acordes y la cadencia de sus montunos. A los 69 años, cada vez que la leyenda de Eddie Palmieri toca las octavas del piano se abre una puerta a la gloriosa herencia de su hermano Charlie, de Arsenio Rodríguez, Cal Tjader, los dos Tito, Machito y otros ases del Palladium y el Village Gate.

El concierto “Listen Here!” será recordado como una de las mejores presentaciones del año que apenas florece. El maestro se reunió con sus discípulos en una irresistible e inolvidable función de buen jazz latino y salsa caliente.

¿Qué si la salsa gustó más que el jazz o viceversa? Ni una cosa ni la otra. Ambas gustaron. Con sus conocimientos y veteranía, Palmieri ha trascendido a un nivel donde se emplea con originalidad e identidad en ambos géneros, excitando al soberano por igual.

En el primer segmento del concierto, Palmieri se presentó con su Septeto de Jazz Afrocaribeño, integrado por el bajista John Benítez, el baterista Horacio “El Negro” Hernández, el “master” conguero Giovanni Hidalgo y la genial combinación del saxofonista Donald Harrison, el trompetista Brian Lynch y el trombonista Conrad Herwig, espejuelado gigante que evoca en muchos recuerdos de Barry Rogers.

Tres virtuosos, cada uno líder de su propia agrupación en el jazz y con las credenciales de varias producciones discográficas aclamadas por la crítica, que acompañan a Palmieri desde 1994, año en que produjo el disco Palmas. Tres genios del swing, la improvisación y la síncopa jazzística, formados en la tradición del blues y el hard bop, que el viernes estremecieron Bellas Artes.

Palmieri enfatizó en su reciente disco, Listen Here!, nominado al Grammy. El magistral segmento del jazz fue sellado con los deslumbrantes solos de Giovanni en las congas y la intervención del saxofonista tenor David Sánchez, tanto por su dúo con Eddie en Iraida como por su despliegue de técnica y sus articulados e imaginativos solos en torno a la melodía del estándar Tin tin deo de Chano Pozo y Walter Fuller.

A segunda hora, con una banda reforzada por Toñito Vázquez, Paoli Mejías, Charlie Sepúlveda, José Clausell, el tresero Nelson González y Angie Machado, Palmieri nuevamente sustentó la aseveración de que su cantante Hermán Olivera es el Sonero del Siglo 21.

En La voz del Caribe le contamos alrededor de 50 soneos a Hermán, sin repeticiones, coherentes en su temática y fieles a la rima, con variaciones melódicas y un envidiable sentido del ritmo. Aproximadamente 50 soneos en conmemoración de la celebración del quincuagésimo aniversario de Palmieri en la música que, además del talento de Olivera como guarachero, de su dominio de la diversidad de ritmos afrocaribeños y de su bagaje musical, lo proyectan como la referencia indiscutida del momento en la salsa.

El viernes, Hermán recibió la bendición del experimentado Ismael Quintana, primer cantante de Palmieri.

La concurrencia evocó el pasado con las interpretaciones de Ismael, quien a pesar de sus operaciones de corazón abierto sigue entonando el bolero Llanto de luna con su fraseo seductor y melancólico y revistiendo de sentimiento el relato de Muñeca, la imploración de perdón del varón sorprendido “en los brazos de otra nena”, “diversiones”, como pregona el cantante ponceño, “que no valen na”.

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