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Despide Nueva York a Ray Barretto

Tota
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– Con una ceremonia muy emotiva, rodeado de sus seres queridos y un buen grupo de compañeros de orquesta, de salsa y jazz, Ray Barretto recibió ayer el último homenaje, en el que se destacó su gran trayectoria como músico y ser humano.

La escena conmovía al más duro. Vestido de negro, con sus lentes puestos y una congas en miniatura posadas en su pecho, el cuerpo del percusionista descansaba en un ataúd decorado con un inmenso corazón de rosas rojas en la cabecera. A sus pies la bandera estadounidense, sus inseparables congas y otro arreglo de flores rojas y amarillas enviadas por el productor Ralph Mercado.

“El rey de las manos duras” descansaba para siempre aunque su presencia se sentía en el salón. En primera fila su viuda iba de la alegría de los recuerdos a la pena de la pérdida según se le acercaban los amigos y familiares. Ante la cruda realidad de la partida de su esposo ésta escuchaba atentamente a cada uno de los artistas que allí acudieron, presentados por su hijo Chris Barretto.

El cuatrista Yomo Toro recordó los tiempos gloriosos de la Fania All Stars y al despedirse emocionado alzando su mano exclamó: “Nos veremos allá arriba todas las estrellas de la Fania.”

El percusionista Ralph Irizarry, recordó que Barretto tuvo mucho que ver en su carrera como músico hace 26 años.

El cantante Billy Carrión apenas podía hablar de la emoción que le embargaba. “Barretto influenció a todos sus músicos, y nos trataba como si fuéramos sus hijos. Nos peleábamos porque a veces no estábamos de acuerdo, pero entre nosotros había un amor profundo. Lo voy a extrañar”, dijo. Y añadió, “Barretto tenía un gran sentido del humor… siento un profundo dolor. He perdido a un mentor, un amigo y un hermano”.

Fue su hijo Ray Barretto Jr. – compositor, pianista y conguero-, el que dio las gracias a nombre de sus hermanos: “El (Barretto) creció sin padre y lo que hizo fue por instinto, pero a nosotros nos amaba, nos dedicó tiempo y siempre estuvo ahí cuando lo necesitamos. Con eso nos bendijo para siempre”.

El trompetista de jazz, John Baily contó que durante uno de sus viajes a la Isla fue a la playa con varios músicos y extendiendo sus brazos dijo: “Esto es mío”. “Ray amaba al pueblo puertorriqueño”. Acto seguido le dedicó un solo de trompeta que provocó el llanto de algunos de los presentes.

A la salida de la funeraria Riverside Memorial Chapel, estaba Harry Harlow, quien en español dijo sentirse profundamente triste ante la muerte de un compañero.

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