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La salsa negra de Oscar D’León

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El salsero venezolano Oscar D’León ha estado cosechando éxito tras éxito a lo largo de tres décadas de música, en su mayor parte temas destinados a hacer bailar hasta a las sillas, pero en su más reciente producción discográfica, Fuzionando, toca abiertamente el delicado tema racial en tres de sus cortes.

Aunque rítmicos y bailables como su discografía en general, en este caso D’León se dirige en uno de ellos, Usted, señor, a un blanco que aparentemente lo ha humillado; en otro, critica a una negra por descuidar al hijo que se le murió y rinde homenaje a negros que se han destacado en la historia y a blancos que los han defendido.

En Usted, señor, D’León le aclara a un blanco que él nació en un barrio pobre, pero le pide que le preste atención, ya que cree que le cayó mal por ser de color.

Luego le dice que ”no porque sea negro y un poco bembón, y usted sea blanco, señor, tenga más derecho que yo”, recordándole que al final todos vamos a parar ”a tres metros bajo tierra”, por lo que le aconseja buscar una solución armónica entre las razas.

Más adelante le pregunta si no le gustan los negros, por qué se va a quemar a la playa y que los dos tienen una blanca calavera, una boca, una nariz, dos piernas y dos brazos, un cerebro y dos orejas.

En Mi raza negra comienza dedicando la canción, de su inspiración, al igual que Usted, señor, ”¡Para mis negros en el mundo!”, advirtiendo que el tema abrirá las heridas ”que no hemos podido borrar desde hace siglos pasados” y que los negros han luchado con fuerza “para podernos quitar esas cadenas de esclavos”.

Destaca al presidente John Fitzgerald Kennedy, que fue asesinado porque ”la igualdad [de las razas] era su fin”, a Martin Luther King, y a Rosa Parks, junto a Beny Moré y Celia Cruz, “la negra grande de Cuba”.

La canción recuerda luego a famosos deportistas de color, como los peloteros Roberto Clemente, de Puerto Rico; Samy Sosa, de República Dominicana; Rod Carew, de Panamá; Edgar Rentería, de Colombia, y el norteamericano Jackie Robinson, ”el primer negro [que jugó] en las Grandes Ligas”, junto al boxeador Cassius Clay, el púgil más famoso de la historia.

D’León afirma que ”yo no cambio mi color ni con pintura ni tinte” y que se siente ”orgulloso de ser negro”, aunque le da rabia lo que sufrió Kunta Kinte en la miniserie Raíces, la que mantuvo a los norteamericanos durante ocho noches pegados al televisor a principios de 1977.

”Sufro por todos los negros, ellos también son hermanos”, subraya, agregando que ”aunque no he nacido allá”, quiere “ayudar al pueblo negro africano”.

Pese a lo dramático de La negra Margot, a quien critica por dejar morir a su hijo, el ritmo de este corte es muy contagioso, en un marcado contraste con su contenido.

”Dices que no es culpa tuya [que el niño se haya agravado]”, le reprocha, ‘pero no, no tienes razón. Te fuiste pa’ la rumba y tu niño se murió”.

El CD trae también dúos con Tego Calderón, con Barullom con Zona 7 y con Gilberto Santa Rosa.

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