
Hijo del también pianista cubano Bebo Valdés, trabaja en la actualidad en la preparación de un disco que celebra los 35 años de Irakere, importante grupo musical del que formaron parte Paquito D’Rivera y Arturo Sandoval.
Con 14 nominaciones y cinco premios Grammy ganados, Chucho Valdés abre la fiesta de la música popular que se celebrará del 2 al 4 de noviembre en Santiago y Cabarete y que reunirá a destacados músicos nacionales y extranjeros.
¿Qué trae al público dominicano?
Este nuevo proyecto que va a hacerse en algunos lugares y algunos conciertos del 35 aniversario de Irakere, es la unión de mi cuarteto con Enrique Plá, fundador de la banda y una generación de varios instrumentistas de metales, dos trompetas y un saxo que son muy jóvenes. Uno de ellos ya ha estado un tiempo con Irakere que es Juan Silvio Márquez. El otro es Javier Domínguez, un jovencito de 19 años y el otro es Yasek Manzano, o sea que son músicos de nueva promoción y que están empezando a hacer este trabajo, preparándonos ya para grabar el disco de los 35 años.
¿Cómo se siente de venir a tocar a aquí?
La expectativa es muy linda, estamos preparando el concierto, está mi hermana Mayra Caridad como invitada, que es la solista del grupo y estamos locos por llegar allá a Santiago de los Caballeros.
¿En cuáles otros proyectos está involucrado?
Explicaba la otra vez por allá, que estaba haciendo un disco con Pablo Milanés, que lo terminé ya y es muy lindo. Hice un disco para Charles Aznavour, un disco para mi hermana Mayra Caridad, como solista. Trabajo para otro pianista que se llama Guillermo Tuzzio. Y tengo proposiciones el año que viene de hacer diferentes cosas, pero ahora tengo la propuesta de la grabación de los 35 años de Irakere, que es lo próximo y el nuevo CD de mi cuarteto.
¿Hay algún músico con el que quisiera tocar?
Sí, hay mucha gente con la que aún no he tocado, pero he tocado con mucha gente como Michel Legrand, Michel Camilo, Herbie Hancock, Chick Corea, Kenny Barron, Eddie Palmieri, y he acompañado a solistas importantes en Cuba. Siempre quedan muchas cosas por hacer.
¿Cómo define su relación con la música?
¿Cómo crea una obra musical?
La obra musical mía tiene muchos caminos y es muy variada, eso me gusta porque no me llega a aburrir. Por ejemplo, acabo de grabar un disco con la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba (Chucho Sinfónico) y esa música la presenté en la ciudad de Buffalo, en Estados Unidos y en Buenos Aires en el Teatro Colón; la hice aquí en Cuba y hay propuestas de hacerlas por Europa. Con el cuarteto he ganado dos premios Grammy, uno latino y otro americano. Cinco premios Grammy por diferentes cosas. Ahora está saliendo a la venta un disco que grabé en vivo en el Teatro Colón y un DVD muy bueno de un concierto de piano solo que se llama “Clásicos Cubanos”, que es la música tradicional cubana tocada a piano, es un DVD increíblemente lindo, no porque lo haya hecho yo. Estoy preparando música para ballet, o sea que tengo muchos caminos y paso de uno a otro y eso me da más ideas entre una cosa y otra.
¿Cuales fueron sus influencias?
La número uno fue mi padre, que fue el primer pianista que vi tocar y fue una suerte porque es tremendo músico, tremendo pianista y compositor. También Ernesto Lecuona, que lo conocí. Lilí Martínez el más grandes de todos los pianistas soneros de Cuba. Jesús Lopez, Peruchín (Pedro Jústiz), que es el pianista que abrió el camino hacia la fusión de elementos afrocubanos con el jazz, y Frank Emilio, que es otro gigante. Nací en ese medio ambiente musical.
¿Cómo valora la música actual cubana?
La valoro muy bien. Es indiscutible que hay dos grupos cubanos de la década del 70 que abrieron el camino para todo lo que está pasando en este momento: Irakere y Los Van Van. De la idea de Irakere, salió y no digo que son copias, pero tomaron la influencia, ese estilo de avance, de mezclar elementos. Son los dos grupos que cambiaron todo el camino de lo que estaba.
¿Cómo ve la carrera de los músicos que tocaban con usted y hoy están en el exilio?
Pienso que fueron excelentes músicos en sus principios. En este momento, son mejores músicos todavía, porque han tomado muchas experiencias de las giras internacionales, de confrontar con distintas orquestas, han tocado con mucha gente. Han hecho una carrera de mucho éxito y de la cual me siento orgulloso porque en un momento compartimos el trabajo e hicimos un buen trabajo con los Irakere y han hecho un lindo trabajo. Estamos por diferentes rumbos, ellos viven por allá y yo por acá, pero siempre la música que es el idioma universal, une todo, las ideas y todas las bases.
¿Qué sueño no ha cumplido?
Me queda un montón. Creo que debería volver a nacer y empezar, a partir de la edad que tengo y entonces hacer una extensión. El problema es que la música no termina, es como la medicina. Es una ciencia en la que todos los días sale algo nuevo y nunca llegas al final. El músico que crea que lo sabe todo y que ya terminó, ahí fue donde terminó precisamente. Me quedan muchas cosas. Estoy preparando Mozart, las sonatas para piano y lo voy grabar en enero. Pero también quiero grabar Beethoven, eso no lo he hecho, lo hice como estudiante, es una de las cosas que me faltan. Dirigir una orquesta sinfonica, acompañar un ballet clásico. El músico tiene que vivir lleno de ilusiones y al mismo tiempo trabajar muchísimo para ver si las puede lograr