La vida del salsero Héctor Lavoe es el tema de tres filmes recientes.
Marc Anthony respetó su estilo, fraseo y entonación en la interpretación de los éxitos “El Cantante”, “Cheché colé”, “Todo tiene su final” y otros que aparecerán en la banda sonora del filme que estelariza junto a su esposa Jennifer López, pautada para estrenar en la Isla el 2 de agosto.
Cada día que pasa Héctor Juan Pérez Martínez ratifica el pregón profético del aguinaldo “Canto a Borinquen”: le canta a Puertorro desde la otra vida. Y el mito se engrandece con el paso del tiempo, al nivel de leyendas de otros géneros como Edith Piaf, Carlos Gardel o Frank Sinatra.
Héctor Lavoe murió en el 1993, pero con su sepelio en el cementerio Saint Raymond del Bronx comenzó su mitificación. Es el único cantante sepultado dos veces, pues hoy sus cenizas yacen en un panteón en el cementerio municipal de Ponce con las de su esposa Nilda Georgina Román y de su hijo Tito.
La película de Marc, el documental “Calle Luna, Calle Sol” de Leon Gast y el cortometraje producido en Francia contribuyen a que las nuevas generaciones descubran el talento de un cantante imitado por algunos, pero jamás igualado.
Y en cada pregón de Lavoe palpita una herencia musical valiosa e imperecedera. Las tonadas jíbaras de Ramito y Chuito; el guaguancó al estilo boricua; el bolero despechado y melancólico en la tradición de Vicentico Valdés y Daniel Santos; el chachachá, el son, la guajira, el merengue y el samba desbordan la copa de un repertorio sin límites.
Y con su legado, el recuerdo de la personalidad de un tipo singular. Buen amigo, un muchacho sentimental orgulloso de su identidad borincana y un hombre de fama, avasallado por la soledad.
¡Que Dios lo tenga en la gloria!