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Ricky Martin Evolución Y Crecimiento

Tota
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Para calmar las ansias de sus fans, Ricky Martin llega al American Airlines Arena mañana a las 8 p.m. como parte de su gira Blanco y negro. El ídolo boricua presentará el megarrecital que ha roto récords de asistencia en Latinoamérica y con el que recorre sus grandes éxitos, mostrando las diversas ”caras” del multifacético artista.

”La llamé Blanco y negro porque soy un extremista”, bromea. “No, de hecho escogí ese nombre porque me gustan las cosas claras, no grisáceas. Es un espectáculo de grandes contrastes y emociones”.

Según el cantante, quien habló con El Nuevo Herald vía telefónica, está acostumbrado a la vida nómada que requiere una gira internacional.

”Me levanto y desayuno algo, me voy al gimnasio a estirar los músculos y hacer algo de ejercicio porque en el show hago artes marciales, capoeira y stunts que requieren mucha flexibilidad y agilidad. Soy algo torpe y siempre me estoy torciendo algo, por eso me aseguro de hacer un buen calentamiento antes de cada concierto”, cuenta.

También se reúne con sus músicos y bailarines antes de abrir el telón –“para meditar un poco, dar gracias por estar ahí y rogar que no haya contratiempos”– y baila descalzo “para conectarse con la energía de la tierra”.

El puertorriqueño adelanta que el recital incluirá una parte acústica en la que canta algunos temas de su producción Ricky Martin: MTV Unplugged como Asignatura pendiente; una más romántica en la que cantará baladas como Vuelve, y otra más movida en la que lo mismo baila samba que se contorsiona al latir de Lola Lola o La bomba.

”Voy a cantar Tu recuerdo con un cuatro puertorriqueño, ésa no puede faltar porque me linchan, y la plena Pégate del disco unplugged. Hay algo nuevo con influencias africanas y una percusión increíble. También mezclo sonidos brasileños, rock, dance… ritmos que me mueven afuera y adentro”, añade.

Entre los éxitos transformados por nuevos arreglos está Livin’ la vida loca, tema con el que hizo su crossover al mercado anglosajón en 1999. La nueva versión está teñida de ska y rock, mientras que Fuego de noche, nieve de día viene más melancólica y cortavenas que nunca, con piano y violines.

”Lo que no resisto es cantar una y otra vez Shake your bon bon. No sé por qué grabé esa canción, talvez me sedujo lo rítmica que es, pero la evito cuando puedo”, confiesa. risueño.

El consagrado showman tiene a los miamenses a la expectativa. Las reseñas del espectáculo hasta la fecha describen una jaula en la que el cantante desciende del techo, rampas y plataformas que se mueven a su antojo, trucos que le permiten aparecer y desaparecer del escenario, alucinantes juegos de luces, fuegos artificiales, danza árabe, pantallas gigantescas que muestran close-ups de sus tatuajes o imágenes del cantante bajo agua. Todos son rumores que sólo los que sean testigos de su performance mañana en el American Airlines Arena podrán confirmar.

Una porción de cada boleto será donada a la Fundación Ricky Martin y sus programas que abogan por la protección de los niños alrededor del mundo. El más reciente aporte de la fundación es un proyecto investigativo en colaboración con la Universidad John Hopkins de Maryland y la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras con propuestas concretas para combatir el tráfico de humanos y la explotación de mujeres y niños en Puerto Rico.

El cantante ha declarado que después de esta gira quisiera dedicar aún más tiempo a su labor filantrópica y crear documentales sobre la trata de menores. Por lo pronto, aprovecha la luz del reflector para crear conciencia durante sus conciertos.

”Una de las canciones que más me conmueven es Somos la semilla porque la dedico a todos los que sufren en el mundo y quisiera que de cierta manera ellos la escucharan y aliviara su dolor. Es una manera de no ignorarlos, de no olvidarlos”, admite.

A sus 35 años, el cantante, quien estará acompañado de ocho bailarines y 11 músicos, confiesa haber logrado muchas de sus metas a nivel profesional.

”Me divierto en la tarima. No voy con la actitud de que debo probar algo. Creo que ya he pasado por varias pruebas de fuego. Cantar para mí es una terapia, algo que hago con gusto. Siempre puedo evolucionar como músico, pero más me interesa

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