
Dionisio Ramón Valdés Amaro (su nombre completo) nació el 9 de octubre de 1918 en la población cubana de Quivicán y, tras estudiar música en el Conservatorio Municipal de La Habana, trabajó en 1943 como arreglista para la emisora Radio 1010, propiedad del Partido Comunista.
En 1948 inició una década de éxitos como arreglista y pianista del famoso club Tropicana, lo que le dio la oportunidad de viajar por el mundo, y en 1960, poco después de que Fidel Castro asumiera el poder, decidió dejarlo todo y abandonó la isla por México.
Eventualmente fijó su residencia en Suecia, donde vivió por más de 40 años, hasta que el año pasado se mudó al pueblo andaluz de Benalmádena, en la Costa del Sol española.
A continuación una breve sesión de preguntas y respuestas que mantuvimos la semana pasada con el ganador de múltiples premios Grammy y Latin Grammy vía correo electrónico porque según su representante estaba muy cansado para realizarla de otro modo.
La misma tomó lugar el jueves en el Hotel Alexandra de Barcelona, temprano por la mañana, tras el debut de la gira "Bebo y Chucho Valdés – Juntos para siempre” en el Festival Internacional de Jazz de dicha ciudad. La gira de padre e hijo a dos pianos incluye nueve paradas y termina el 19 de noviembre en Cartagena, España, indicó AP.
Felicitaciones por su cumpleaños y por su nueva nominación al Latin Grammy ¿Qué representa esto a su edad?
Yo nunca espero las nominaciones y, por eso, siempre son doblemente agradecidas.
¿Irá a la ceremonia de premiación?
No, porque me aconsejan no hacer viajes largos. Pero espero que me permitan darme un salto pronto, para visitar a mis amigos en Norteamérica.
¿Cuál es el secreto de su longevidad?
Si te lo digo, no es secreto…Pero, entre nosotros, ni fumo, ni bebo.
¿Cómo es su proceso de composición? ¿Cómo llega la música a su cabeza?
Yo no la busco, viene sola. Eso sí, vivo rodeado de libretas, para escribir las ideas enseguida que aparecen.
¿Cuál es el mejor consejo que ha recibido?
El que me dio mi madre, Caridad Amaro, que estudiara para superarme.
¿Su mayor éxito?
El último, el (concierto) de anoche.
Si pudiera cambiar algo de su pasado, ¿qué sería?
Que no hubiese ocurrido el Crack (la Gran Depresión) del ’29. Mi padre, Emilio, era contador del ayuntamiento de mi pueblo, Quivicán, y pasaba meses sin cobrar durante muchos años.
En una ocasión nos contó de su partida de Cuba y de cómo no regresaría. Ahora que no está Fidel Castro al mando, ¿ha cambiado de algún modo su postura hacia la isla?
No, porque el gobierno no ha cambiado.
¿Qué mensaje tiene para la generación de relevo?
El que me dio mi madre, y yo a Chucho: aplicarse para salir adelante. Y que crean en el Espíritu Santo, porque te limpia y te transforma para mejor.
La mayor satisfacción y la mayor dificultad de haber llegado a los 90
La mayor dificultad ha sido padecer enfermedades propias de mi edad. La mayor satisfacción ha sido haberme curado para seguir tocando el piano y que a la gente le guste.
Esperamos que viva hasta los 120 para que nos siga deleitando con su música. Hasta entonces…¿Cómo le gustaría ser recordado?
Con el corazón que yo he puesto cuando hago música.