El Salsódromo prendió la Feria de Cali
Un total de 1.250 bailarines pertenencientes a 26 escuelas de salsa, con vestuarios llenos de color se contonearon a lo largo de la Avenida Roosevelt, al sur de Cali, mostrando sus destrezas en el baile para recordar a los presentes los orígenes del rítmo que identifica a la ciudad. Las carrozas y figuras alegóricas completaron el espectáculo al mejor estilo del Carnaval de Río de Janeiro, en Brasil.
Los artístas invocaron las raíces africanas, la influencia de la música antillana y la vieja guardia. “La salsa es la unión de todos estos ritmos, por eso fue importante destacarlos”, precisó el secretario de Cultura y Turismo, Argemiro Cortés.
Como homenaje a África,el perfomance ‘La esclavitud en el Valle del Cauca’ mostró los patrones blancos y el capataz; los negros escondidos se entregaron a sus rituales ancestrales preservando la cultura original e imitaron el baile de los blancos.
Foto: José Gabriel Giraldo G. © 2008
Algunos bailarines también representaron los fenómenos de cultura urbana surgidos en la Cali de los años 60, cuando aparece el baile en discotecas y el ‘aguaelulo’, una fiesta juvenil realizada en casas desde las 2:00 p.m. a las 8:00 p.m. en los barrios populares. La gaseosa era la única bebida que se consumía para ‘entonar’ la rumba.
También hubo un espacio para representar el nacimiento de las escuelas de salsa, que hoy permanecen, en los años 90.
“El balance es muy positivo. Destaco el comportamiento de la gente, que fue ejemplar. No hubo desórdenes y por eso iniciamos con pie derecho la Feria”, agregó el funcionario mientras la multitud de espectadores aplaudía y disfrutaba de la celebración.
Para el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, “tuvimos un evento al mejor estilo del Carnaval de Río de Janeiro, en Brasil. Cali inauguró la Feria con un espectáculo para el pueblo. Lo más destacado fue el comportamiento de la gente, que no acudió a la harina, la espuma ni los empujones”.
Lo cierto es que pocos extrañaron la cabalgata como el evento inaugural de esta fiesta vallecaucana. Muchos sintieron el Salsódromo como el espacio para compartir en familia y recordar sus raíces culturales.