
El artista dominicano se hizo merecedor del nombramiento gracias “a sus esfuerzos en favor de los niños minusválidos y en situación de emergencia y por su compromiso con los ideales y objetivos de la UNESCO”.
El intérprete de “La bilirrubina” recibió la distinción de manos de Koïchiro Matsuura, director general de la UNESCO, el título, por el que en los próximos dos años deberá poner “su fama al servicio de los ideales” de la Organización de la ONU para la Educación la Ciencia y la Cultura.
Su preocupacion social le llevó a realizar una serie de canciones en las que reflejaba su pensar y que hoy son parte importante de las razones por las que recibe la distinción.
En su alocución confesó que al ver florecer la paz en las sonrisas de los niños sirvió de incentivo para crear la Fundación 4-40 y a trabajar para mejorar la salud infantil en mi querida República Dominicana. “Hay más honra para el que dá, que para el que recibe”, sostuvo.
Acompañaron al artista, su esposa Nora Vega de Guerra, e hicieron uso de la palabra Francisco Javier García, secretario de Turismo; Laura Faxas, embajadora, delegada permanente ante la UNESCO, y Avelino Stanley, subsecretario de Cultura.
Estuvo presente, además, el embajador dominicano en Francia, Guillermo Piña Contreras; la directora de la Oficina de Promoción Turística de República Dominicana en París, Mercedes Castillo; los empresarios Haydée Kuret, Frank Rainieri y George Nader, así como miembros del cuerpo diplomático acreditado en el país europeo, entre otros dominicanos.
Al término de la parte formal, Juan Luis interpretó varias piezas, entre ellas “Burbujas de amor”, “La travesía”, “Las avispas” y, “Ojalá que llueva café”. Los presentes no se contuvieron ante el contagio del merengue que allí sonaba e irrumpieron a bailar.