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Los Rosario, Elvis Crespo Y Víctor Manuelle Llenaron El Palacio De Los Deportes

Tota
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– La anunciada noche para la música tropical fue todo un éxito, a pesar de los inconvenientes con el sonido y algunos baches que prolongaron más el espectáculo. Se logró combinar el merengue y la salsa en equilibrio perfecto, además de mantener la alegría y expectativa de la audiencia durante la mayor parte del show.

Largas filas recorrían los alrededores del Palacio de los Deportes desde temprano. Todavía a las 6:30 de la tarde los organizadores no habían abierto las puertas que dan acceso a las áreas del recinto.

Fue a las 7 de la noche cuando comenzaron a ingresar las primeras personas y poco a poco se fueron ocupando los asientos hasta que finalmente el recinto, que acogió a más de 8 mil personas, quedó prácticamente lleno; muy pocos espacios se vieron vacíos.

Durante la hora y media que transcurrió antes de iniciar el concierto, algunas jóvenes y señoras aprovecharon para acercarse a figuras del medio que asistieron al evento y pedirles que posaran para una foto. El más popular entre las féminas fue Roberto Ángel, quien a su entrada mantuvo alborotada el área VIP por un buen rato.

Fue a las 8 y 25 minutos cuando Francisco Vásquez, que fungió como presentador del evento, introduce la primera actuación de la noche, e inmediatamente arrancó a tocar la banda de los Hermanos Rosario con un ágil popurrí netamente merenguero.

“En el fin de semana” fue su primer tema. Le sucedieron “Ya me liberé”, “La cleptómana” y “Aló”. Detuvieron el repertorio para darle paso a la participación del sucesor del swing de la familia Rosario, Rafely, quien interpretó el tema “Cuando nos falla el amor”, una composición de Alicia Baroni.

El joven artista obtuvo la atención y el entusiasmo de la audiencia y, con sensuales movimientos y un buen desenvolvimiento en escena, aprovechó al máximo su turno. Después de interpretar “El lápiz”, uno de sus grandes éxitos, los Rosario anunciaron su sorpresa de la noche: la participación de “El improviso”.

Este último se dedicó a improvisar sobre lo que se le ocurría mientras el público trataba de descifrar lo que decía. El grupo cerró con “La dueña del swing” y se despidieron a las 9 y 35 minutos de la noche dejando en el público un deseo enorme de seguir bailando a ritmo de merengue. Entonces llegó Elvis Crespo a escena en compañía del grupo que apadrina, Zone D’ Tambora, que para él constituye la revelación del año 2008.

En forma seguida cuatro jóvenes con máscaras blancas, abrigos negros encapuchados, uno de ellos con una tambora, entraron bailando en coordinación manteniendo el enigma por unos minutos más hasta que se desprendieron de las máscaras y los abrigos y empezaron su participación con un merengue del grupo que no se entendió y en momentos ni se escuchó por la deficiencia en el sonido.

El público fue receptivo y los recibió con alegría. El ánimo de los jóvenes no mermo en ningún momento y transmitieron su música con una desmedida energía y pasión. Con un popurrí de merengue de los años 80 y 90, lograron hacer empatía con el público.

Crespo vuelve a la tarima y junto con los chicos de Zone D’ Tambora canta “La foto se me borró”, “Suavemente” y “Tu sonrisa”, para despedirse a las 10 y 15 minutos de la noche dejando cierta inconformidad por su breveintervención.

Y por fin llegó el momento más esperado, cuando llegó elel salsero de la juventud, Víctor Manuelle, provocando el clamor de toda la audiencia. Unbasto repertorio de éxitos, energía y ternura caracterizaron su presentación, dejando más que satisfechos a sus fanáticos, quienes no se atrevieron a pedir más ante la anticipación del artista de que les regalaría una canción más de la prevista a todos, pero que podría quedarse hasta que todos quisieran.

El sonido mejoró considerablemente en el turno del salsero boricua, permitiendo así que el protagonista de la noche consiguiera una actuación exitosa.

“No hace falta nada”, “Nuestro amor se ha vuelto ayer”, “Así es la mujer”, “Qué habría sido de mí”, “Dile a ella”, “Tengo ganas”, “Hay que poner el alma”, “Maldita suerte”, sonaron uno tras otro.

Hay que recordar que el salsero ha venido en varias oportunidades al país, sin embargo, lo que ocurrió en la noche del sábado en el Palacio de los Deportes lo tenía sorprendido. La receptividad del público y la complicidad que se manifestó durante su participación fue evidente, pese a que hubo sus fallas de sonido.

EL FINAL
Un gran inventario de éxitos interpretó el salsero, que esa noche demostró nueva vez que es el salsero de la juventud y uno de los preferidos por el público criollo.

En un momento de interacción con el público vio entre el público a una joven inválida que estaba en el área VIP y pidió que la subieran a la tarima con él.

Una vez allí el salsero le cantó e interactuó con ella, lo que para esta joven constituyó la más grande sorpresa de la noche y por ello muy emocionada cantaba y se movía sin soltar la mano del artista.

Como el final tenía que llegar, con el tema “La vida es un carnaval” concluyó la participación de Víctor Manuelle, a las 12 y 35 minutos; a esta hora ya muchos habían optado por ir saliendo del Palacio de los Deportes.

Sin embargo, la mayoría estaba presente cuando el salsero se despidió.

Este último consiguió dejar a un público verdaderamente complacido y feliz con esta primera propuesta de la empresa Top Music y de la producción que estuvo a cargo de Mon Lluveres.

Por dentro
Uno de los momentos que más gustó de la participación de los Hermanos Rosario fue cuando aparecieron dos percusionistas, reforzando los tambores de la orquesta.

Rafa y sus muchachos lograron una combinación perfecta con el público y fue uno de los números que más disfrutó la gente, además de los saltos de Rafa.

Quedó demostrado que el merengue es un ritmo fuerte que gusta y embruja; si no, que lo digan las más de 8 mil personas que estaban en la noche del sábado en el Palacio de los Deportes.

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