Confesiones de una mente online

Creo que a todos nos ha dado curiosidad de poner un clasificado para que nos contacten, de chatear y conocer a alguien. Las citas a ciegas no son mi fuerte pero debo confesar que no me ha ido mal.

Me ha pasado de todo, ellos son tan mentirosos como en la vida real. Internet tiene sus ventajas porque es como si metieran en un cuarto a gente que quiere conocer a otra (ojalá eso pasara realmente) y facilita que hables con más de una persona y puedas descartar, profundizar y avanzar según vayan pasando las cosas.

Pero cuando uno encuentra el tipo joven, soletro, no feo (porque uno no se fija si está bueno, ellos sí, uno sólo los quiere decentes y encantdores) que se parezca a uno y que esté dispuesto a conocer a alguien; justo ahí empieza la internet a ir en contra de uno porque los horarios para chatear no coinciden, o siempre es por la foto, con la cámara, no siempre está igual de ánimo y como es escrito pues uno puede malinterpretar.

Para cuando el interés que estaba se acabó pasaron dos semanas y ya ni nos escribimos y vuelve y juega.

Pero también pasa cuando todo se acaba en la cita a ciegas. Cuando internet nos demuestra que no es real y que lo que uno fabricó es una fantasía, lo que uno leía, lo que uno veía era sólo lo que quería y se imaginaba el resto así que cuando se enfrentó a la realidad el tipo no era lo que nos inventamos.