
Ellos creen (gracias a nosotras) que está bien así, que lo importante no es el tamaño sino cómo lo manejen… pura mentira. Y mentimos por ellos, por los demás. Como cuando una amiga nos dice "¿me veo linda?" y viéndose horrible le decimos que sí.
La mentira la usamos como medio de supervivencia y queremos que la verdad nunca se sepa para evitar heridos.
Lo peor es cuando nos mentimos a nosotras mismas, cuando nos negamos la posibilidad de ser felices de tener lo mejor que nos merezcamos, no a esos hombres feos, mal amantes, arrogantes, egoístas y que sólo quieren aprovecharse de nuestra debilidad.