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Para ellos – Si no me quiero comprometer, no llamo

Tota
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Siempre me han reclamado que por qué no me la paso llamando: después de la primera cita, de la primera vez, del fin de semana, etc.

A nosotros nos culpan por insensibles y ellas se las dan de víctimas de sus ilusiones. Pero ¿po rqué a nosotros nos queda tan fácil hacer lo que hacemos y ellas parecen quedar atrapadas?

Nos piden llamadas, queremos que estemos pendientes, como acompañándolas en esa ilusión. Un amigo dice que ellas se quedan ahí porque cada vez que están con un hombre sienten como si perdieran algo (como la maldición de la virginidad que nunca se pierde).

Mientras que a nosotros no nos criaron con esas pendejadas y por eso vamos y no llamamos, no nos preocupa, no estamos pendientes y no necesitamos de esas cosas (como la llamada del polvo después) mientras que ellas sí para sentirse mejor y para sentir que no perdieron nada sino que ganaron más placer (porque se repetirá) y la oportunidad de casarse o al menos cuadrarse (y ya no estar buscando más).

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