Milly Quezada reina en la Bahía

Tota

A la tercera va la vencida.

Y en honor a la verdad fue en la tercera jornada del IX Festival Internacional de la Bahía donde, por fin, todo salió a pedir de boca.

Con un programa que se inició temprano el sábado en la tarde, el ritmo comenzó con la cadencia afroantillana del nuevo grupo PVC.

En un experimento musical interesante, este nuevo proyecto tuvo acceso a la tarima de los grandes, sucediéndolo luego en ella el joven cantante Maldo.

Asomándose la noche, el salsero Tony Vega ocupó el escenario cuya escenografía emula las murallas antiguas del Viejo San Juan.

Con su salsa romántica y de mensaje, el veterano intérprete complació a los suyos con la calidad musical acostumbrada, mezclando en su repertorio éxitos de ayer y de cosecha reciente.

Más una de las grandes sorpresas de la noche fue la participación del cantante Jon Secada.

Acompañado por pistas, el popular intérprete reafirmó su aceptación en suelo nacional. Con su innegable dominio interpretativo presentó temas de su próxima producción discográfica.

A renglón seguido el público, que dicho sea de paso, fue el más cálido que ha tenido la Bahía en sus tres noches de celebración, le acompañó en la interpretación de éxitos como Otro día más sin verte y Angel.

Con su hablar de marcado acento cubano, el mismo artista expresó agradecimiento y sorpresa por el apoyo expresado por la concurrencia, y al finalizar su interpretación de Si te vas anticipó un regreso al festival del próximo año.

A un acierto escénico como el de Secada, la presentación de Milly Quezada en la Bahía marcó entonces el momento cumbre de la noche.

La intérprete que hace sólo unas semanas salió triunfante en su presentación en la Regata 2000, regresó a puerto capitalino para reafirmar de manera contundente su supremacía entre las mejores intérpretes del Caribe.

La Primera Dama del Merengue tuvo una participación impecable. Con ese don campechano y ese respeto tangible que siente ante lo nuestro, Quezada fue la figura femenina que mayor impacto ha logrado en esta edición de la Bahía.

Sus enérgicas interpretaciones prendieron la fiesta y mantuvieron encendidos los ánimos a través de toda la velada.

“¡Qué buena está esta desorganización organizada!”, dijo en su saludo al público ante el ambiente festivo que reinaba.

De inmediato, aprovechó para sacar punta a lo inesperado. De ahí su interpretación de Se fue coincidió con la salida de puerto del crucero Fascination, anclado en uno de los muelles al costado del escenario.

Sin perder la ocasión Milly dirigió una despedida masiva a los tripulantes de la nave que zarpaba, los cuales aprovecharon para reciprocar la efusividad borincana.

La artista, que en términos musicales se vistió con lo mejor de su repertorio, sobresalió con las interpretaciones de temas como Vive, Para darte mi vida La guacherna, Burbujas de amor y su tradicional Volvió Juanita.

Y justo al momento de cierre, Quezada fue sorprendida por la imitación de la niña Carla Marie Lago Viera.

La pequeña residente de Las Gladiolas, que cursa segundo grado de escuela elemental y que es estudiante ejemplar de cuatro puntos, deleitó a todos con su imitación no planificada en el programa.

Y esta sorpresa imprevista fue la que Milly aprovechó para cerrar su espectacular actuación en la Bahía.

Ciertamente, a la buena labor interpretativa por parte de Quezada se añadió la excelente ejecución musical de su orquesta dirigida por el maestro Antonio Rivera.

De manera innegable, fue sobresaliente la química lograda por estos señores. Y hasta el coro hizo galas de su talento al complementar a la perfección todo el andamiaje que acompañó a la Reina del Merengue.
Con los ánimos en alto, la difícil tarea de cierre recayó en el grupo Karís.

Más el cuarteto compuesto por David, Daniel, Raúl Armando y Richard “El Flaco” no se dejó amilanar por el reto. Cual torbellino en fuga, Karís tomó el escenario por asalto.

Vestidos con largas batolas rojas y pantalones blancos el cuarteto sudó la gota gorda con sus enérgicas coreografías en las que integraron hasta elementos del rap.

Pero lo que nadie esperó fueron las ejecutorias escénicas de El Flaco.

Este personaje es una caja de sorpresas que puede mantener en un hilo el corazón de cualquier espectador.

Richard sobre el escenario es algo más que impredecible: baila, canta, hace chistes, comentarios e insinuaciones de todo tipo. Algunas de sus ocurrencias son geniales y otras necesitan moderar el tono de su color.

Sobre todo en la insinuación sexual. Pero, para no dejar de ser impredecible, El Flaco llegó hasta treparse al más alto de los andamios para cantar. Y para sorpresa de todos, bajó intacto sellando así esa personalidad de “lince” del escenario.

Tras media hora de ritmo y ocurrencias, Karís concluyó su participación marcando su huella con intensidad concentrada.

Ciertamente, el grupo boricua del merengue se hizo notar en este Festival.

Y en honor a la verdad, selló de manera inesperada una noche sumamente espectacular en la que Milly Quezada reinó a todas sus anchas.