“Estoy aprendiendo la canción en estos momentos, algo que me tiene destrozada de los nervios porque quiero honrar todo lo que su letra representa”, confesó la intérprete.
La canción será no sólo una muestra de respeto a las víctimas de los pasados atentados terroristas sino el comienzo de un acto para aumentar el conocimiento sobre el HIV y el sida.
Bajo el lema Golpea al sida, el equipo de béisbol Los Angeles Dodgers y el Proyecto The Wall-Las Memorias quieren hacer historia el próximo 22 de septiembre aumentando el conocimiento acerca de esta enfermedad en la comunidad hispana en una ceremonia en la que además de Albita participarán el realizador Rob Reiner, el humorista Paul Rodríguez y los cantantes de Culture Crash.
“Hay que recordar que el sida no para”, puntualizó Albita a quienes pudieran tener reservas sobre la idoneidad de mantener la celebración de este acto benéfico.
“Por supuesto que además servirá para que nos sumemos a lo que está pasando en estos momentos y hacer así pública nuestra solidaridad”, precisó la cantante.
Vinculada al mundo de la música desde que tenía 15 años en su Cuba natal, su marcha a Estados Unidos en 1993 abrió para ella una nueva carrera donde su primer éxito llegó en 1995 con el álbum No se parece a nada.
“Ahora nada de esto tiene importancia y lo único que uno desea es que todo vuelva a la normalidad”, confesó la cantante candidata en esta última edición de los Grammy Latino por el tema Azúcar para tu amargura.
Precisamente fue la celebración de estos premios, cancelada tras los atentados terroristas, la razón que mantenía en Los Angeles a una intérprete que habitualmente vive en Miami.
“Por alguna razón amanecí temprano y vi la tragedia en directo en la televisión, sin que al principio pudiera entender nada”, recuerda de la fatídica mañana del 11 de septiembre.
Albita consiguió regresar a Miami en coche “conduciendo durante dos días, día y noche” para poder estar con su familia y pese al miedo que le produce volver a tomar un avión para cruzar el país considera que la razón merece la pena.
“Me siento muy orgullosa de que hayan contado conmigo para un acto así, poder contribuir una vez más para contrarrestar algo tan terrible como el sida”, afirma.
También es una manera de demostrar su optimismo ante el futuro, un sentimiento que en estos momentos difíciles mantiene al ver la forma en la que han reaccionado los estadounidenses.
“A veces se habla de ellos como frívolos o como una sociedad consumista pero en estos momentos han sabido ser solidarios y demostrar que la variedad étnica que compone el país si funciona”, explicó.
“El único problema es que entre los nervios que siempre me ha dado montar en avión y los que estoy pasando aprendiendo God Bless America quizá la próxima vez que hablemos sea desde un hospital”, bromeó dispuesta a superar todos sus temores.
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