Carolina Laó El dominio de sí misma

Tota

La talentosa cantante colombiana todavía se siente tímida en escena aunque ya se sabe dueña del triunfa
El debut artístico de Carolina Laó, a los 6 años, no fue muy auspicioso: cuando iba a iniciar una actuación escolar le dio pánico escénico y se puso a sollozar en medio del escenario.

Según recuerda sonriente, la situación fue salvada por su madre, quien la cargó en brazos y le ayudó a empezar la canción (el mambuco Campesina santanderiana) que había preparado.

Pasaron casi dos décadas desde aquel episodio, Laó, que se hizo conocida con el grupo Alquimia, es una artista de clase, pero admite que la tensión previa a cada función jamás desaparece.

“Ya hice como 800 shows, pero en esos momentos sigo con miedo, sintiendo que el corazón se me saldrá de la blusa´´, dice la joven, nacida hace 23 años en la ciudad colombiana de Manizales.

“Ese miedo no me preocupa. Si no me diera susto, no sentiría tanto cada vez que canto,´´, reflexiona luego, dándole un significado positivo a la tensión.
En estos días, de todos modos, la intérprete no está tan pendiente de sus presentaciones en vivo, porque se encuentra promocionando su segundo disco como solista, Dulce veneno.

El registro tiene 11 canciones hechas en ritmos tan disímiles como el bolero, la salsa, la balada y la ranchera. ¿Ranchera? Sí, se trata de una de las versiones del tema Dulce veneno.

Luego de contar que su sui generis ranchera se está escuchando en radios especializadas en música mexicana de la costa oeste, jura que el álbum la hace sentir “feliz y dichosa´´.

“Dulce veneno es un disco tranquilo, muy variado, joven pero, a la vez, clásico. No se parece nada a las cosas que he grabado antes´´, opina.
Laó comenzó su carrera en 1996, de la mano de Alquimia, que hacía vertiginosas versiones de hits de La Sonora Matancera, como Sopita en botella, Caramelo y El yerberito.
En 1999, la cantante se alistó para debutar sola.

El año pasado hizo el disco Son de ahora, de escaso impacto pero hoy, con Dulce veneno, amaga con convertirse en sensación.

“La niña es bastante joven, pero pienso que se convertirá en una artista incomparable´´, afirma el compositor cubano Jorge Luis Piloto, autor de uno de los temas de Dulce veneno.

Laó, contratada por la compañía WEA, opinó en la misma línea. “No soy la mejor cantante del mundo. Pero soy muy buena en lo que hago. Cada vez me siento más segura de mí misma´´, asevera.
Una de las cosas en las que la joven, que es graduada en administración de empresas, ya roza la perfección, es en el encanto personal, en el trato fresco y amable.
“El éxito depende de la naturalidad. Soy la misma cuando tengo que levantarme a las 5 de la mañana, para trabajar, o cuando debo responder preguntas lindas de los periodistas´´, expresa.

¿Laó considera que hay preguntas feas?
La artista responde de manera afirmativa y, al instante, da dos ejemplos de preguntas feas que han puesto un poco a prueba su gran sentido del humor.

Cuando estaba en Alquimia relata participaba de una conferencia de prensa en la que un desinhibido cronista le preguntó: “¿A los cuántos años perdiste la virginidad?´´.
Cuenta que, sin perder la compostura, le respondió con tono enigmático y juguetón: “No sé de dónde sacaste que yo había perdido mi virginidad. Nunca he tenido relaciones sexuales´´.
“Después alguien me preguntó por qué no estaba con la empresa Sony´´. Cuando Laó inquirió el origen del comentario, le contestaron: “Es que en Sony están Shakira y Mariah Carey´´.

Irónica, la cantante devolvió: “Ah, pero en WEA está Carolina Laó, que es más famosa que todas ellas´´. Ahora narra la anécdota entre carcajadas y se muestra muy contenta de estar con WEA.

Laó se halla en Colombia y la semana próxima viajará a Puerto Rico para cantar en una fiesta que se dará el jueves, en el marco del concurso Miss Universo, que se hará en la Isla del Encanto.
¿La belleza ha ayudado a encumbrar su carrera?
“Claro que sí, lo físico sirve a una cantante para lograr una primera impresión buena. Pero después la gente decide si se va o se queda con uno´´, contesta, con algo de picardía.
“La belleza es la puerta para conocer el resto´´, remata.