En su regreso a la salsa, Barretto, quien hoy cumple 72 años, estuvo acompañado por una sensacional orquesta dirigida por el trompetista Elías Lopés e integrada por destacados solistas como el timbalero Edwin Clemente, el pianista Eric Figueroa, el saxofonista y flautista José “Furito” Ríos y los trompetistas Juancito Torres y Charlie Sepúlveda.
El elenco de cantantes incluyó a Ray de la Paz, Yolanda Rivera, Tito Allen y Adalberto Santiago. Y, como estrellas invitadas para recordar la primera época de Barretto con Fania Records, el contrabajista Andy González, el bongocero Johnny Rodríguez y el timbalero cubano, radicado en San Francisco, Orestes Vilató, los que -entre 1970 y 1972- integraron una de las secciones rítmicas más poderosas del género.
El sonero de la noche, indudablemente, fue Ray de la Paz, quien en Fuerza gigante demostró que sigue siendo una autoridad en el arte de la improvisación con rima y sentido, con una proyección vocal limpia y una afinación correcta. Su intervención en Testigo fui de Tite Curet, junto a Adalberto Santiago, fue una delicia al igual que la fluidez y el ingenio con que improvisó sobre el tema de Vieques, en una composición de Perico Ortiz dedicada a la lucha por la liberación de la Isla Nena, en la que Barretto reclamó la salida de la Marina.
En Yolanda Rivera fue depositada la difícil encomienda de interpretar el número Nadie se salva de la rumba que Celia Cruz y Adalberto grabaron con Barretto en el elepé Tremendo trío de 1983. Al ser el soneo uno de los elementos de mayor peso en la salsa, es posible que, al igual que Yolanda, Tito Allen y Adalberto tengan que regresar al estudio para mejorar su gestión en Indestructible, el chachachá Ay no, Hipocresía y falsedad y Quítate la máscara, ya que, tras agotar las balas de los soneos que aparecen en los discos, se perdieron en frases repetitivas e insustanciales.
La inesperada aparición de Víctor Manuelle, recibido tibiamente por los salseros de la mata, fue más que efectiva, honrando su título de “sonero de la juventud” en Guararé, un viejo éxito de Los Van Van grabado por Barretto con el juanadino Tito Gómez, quien sin explicación alguna no asistió al concierto. Víctor es un improvisador creativo que, aunque canta en el mismo tono, lo hace con un sentido del ritmo envidiable.
La velada, en términos generales, respondió a las expectativas de la grey salsera reunida en el Tito Puente. Algunos se quedaron esperando el solo de Vilató en Que viva la música, pero, como líder y homenajeado del show, Barretto optó por armar una rumba junto a Johnny Rodríguez y José Clausell.
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