Inmenso Marc Anthony

Tota

Con el arrullo del mar como fondo, sin prisas ni reloj, Marc Anthony, quien hoy lanza al mercado la producción de salsa titulada Libre, conversó libremente con El Nuevo Día sobre su esposa, sus hijos, su hogar, su patria.

¿Cómo te sientes?
Feliz, porque justo en el momento cuando más falta me hacía vivir llegó mi esposa, llegó mi nene y me encontré en la situación de poder pelear por conseguir un espacio para dedicarme a ellos, y lo logré. Nada de presión, de «Marc, tienes que hacer esto; Marc tienes que hacer lo otro». No tengo que trabajar ya tan fuertemente. Me di el lujo de pasar ocho meses en mi casa con mi mujer y mi nene, trabajando junto a ellos. Jamás en mi vida supe lo que era tanta dicha. Todo era una carrera…

¿Cómo llegaste ahí?
Lo vi. Dios me dio la luz. A veces uno no lo ve. Logré grabar este disco de salsa, Libre, que, man, nada en mi vida, musicalmente, me ha llenado tanto. Nada. Nada. Me siento completo, por primera vez en mi andar por el mundo camino sintiéndome completo. El logro más grande de mi vida lo compartí con la mujer que amo, con mi hijo.
¿Sigues tan enamorado de Dayanara como el primer día?
Más, porque para ese entonces no sabía por qué Dios me había dado lo que estaba sintiendo. Pero ahora estoy claro y cada vez que me despierto y me doy cuenta de cuán feliz soy, más la amo.

¿Cómo te sientes después de haber tenido tu primer hijo?
Ariana es «my date for life», mi novia para toda la vida. Mi hija, que era la primera, me tiene «wrapped around her little finger» (envuelto en su dedo meñique), pero nunca me tocó disfrutarla como estoy disfrutando al niño. Le hago de todo, lo baño, lo cambio. ¡De todo! He podido hacerlo. No hay nada como saber que cuando llegue a Miami (al día siguiente de esta entrevista) me está esperando mi familia. ¡De apellido Muñiz!; de la que soy responsable. Al fin, después de trabajar tanto, tengo mi familia.

¿Y la quieres aumentar?
Claro que sí, pero le tienes que preguntar a mi esposa. Ella, después de la más hermosa gestación y de tener a Christian, decidirá cuándo.

Háblame de la casa tuya y de Dayanara.
La compramos juntos 10 días antes de Thanksgiving del año pasado y la pintamos y la arreglamos a la carrera porque ella quería celebrar Acción de Gracias con la familia en nuestra casa. Para complacerla, aceleramos todo. (Se habían casado estando de gira en Las Vegas en mayo). Nuestra casa es nuestro Central Park, tenemos dos caballos en el patio de atrás, uno para Yari y otro para Ariana.

Y ellas, ¿cómo se llevan?
De maravilla. El otro día di un concierto en la ciudad y cuando llegué a casa estaban vestidas iguales, las dos maquilladas posando para daddy (y enseña la foto de Ariana con los labios pintados).

¿Y además de los caballos de tus chicas?
Colecciono cosas; colecciono arte, Picasso, Miró, artefactos. Tengo una gran colección de artefactos de antes de Cristo, como adornos, vasijas griegas y romanas del año 27 a.C. También, más de 100 cartas presidenciales y otras cartas históricas. En mi biblioteca hay 4,500 vídeos de documentales de historia y cuanto libro hay sobre cada presidente. El otro día, un cosmonauta ruso vendió su traje espacial y lo compré.

¿Casi como si fueran juguetes?
Casi. Y también construyo modelos a escala de objetos militares, moldecitos pequeños que pueden ser de plástico, de madera o de metal. Creo que dice mucho acerca de mí, por la paciencia, ya que algunas de las piezas son microscópicas, como las de un tanquecito de metal.

¿Cómo empezaste?
Es mi fascinación, crear algo de la nada, el reto. Ya desde niño tenía pasión por las cosas militares, pero no las podíamos costear. Iba con mami a una tienda, Morris Toyland, a mirar los modelitos y un día Mr. Morris me regaló un kit porque se dio cuenta de cómo me gustaban. Ahora tengo 500 juguetitos, cosas que no pude tener, como carros.

¿Qué estudios tienes?
Hasta cuarto año, pero nunca me gradué. Estábamos muy mal económicamente y mis hermanos ya estaban en el servicio militar. Entonces, mami dijo me tenía que unir a la Fuerza Aérea. Me faltaban tres semanas para graduarme, pero me dieron el examen de ingreso y saqué 94. Algo inusitado.

Tenía todas A en la escuela y sin problemas, pero había que pagar las cuentas. Me aceptaron sin diploma y me dijeron que terminaría el grado con ellos y que entonces podría ser lo que quisiera. ¡Wow! Enseguida me vi general de cuatro estrellas. Había juramentado y todo cuando semana y media antes de entrar me vino un contrato con una disquera. Un sello pequeño, Sutra Records. Tenía 17 años y empecé a cantar… No fui un desertor escolar, fue la vida. Hasta del Air Force me enviaron una carta deseándome suerte en mi carrera de civil…

Cuando te preguntan de dónde eres, sin pensarlo, ¿que respondes?
De Puerto Rico.
Te has manifestado a favor de la causa de Vieques. ¿Te mantienes firme?
Absolutamente. Todo el mundo tiene derecho a la paz. Vieques es una causa humana, nada tiene que ver con la política. Todos merecen vivir en paz, tener su paz, saber lo que es tener lo suyo.