Orlando al son de la Puerto Rican Power

Tota

Orlando, U.S.A. – El sabor fue tropical y el ritmo lo puso Puerto Rico. En la celebración de la “Fiesta caliente” en los terrenos de los estudios Universal de esta ciudad de la Florida, Borinquen brilló al son de la orquesta Puerto Rican Power y la candente presentación de Olga Tañón.

Desde el asomo del atardecer, cientos de personas fueron aglomerándose en el área que alberga el teatro Pantages y el Mel´s Drive Inn del complejo de atracciones de Universal.

Camisetas tipo Old Navy, que mostraban orgullosas la bandera puertorriqueña, fueron advirtiendo desde entonces la presencia de los nuestros en apoyo a sus artistas. Y en las calles del pintoresco recinto, la música tropical se fue mezclando desde temprano con los íconos del entretenimiento norteamericano a la usanza de Lucille Ball, Marilyn Monroe y los dobles de los hermanos Blues.

Justo con la caída del sol, la salsa irrumpió en el área al son de la Puerto Rican Power. El acto, auspiciado por la emisora latina 99.8 de Orlando, arrancó respaldado por una multitud que se identificó de inmediato con el ritmo afroantillano. El público, bastante heterogéneo, siguió de cerca la actuación de la orquesta comandada por el maestro Luisito Ayala. Y en este aposento de la industria del entretenimiento estadounidense, la salsa fue dueña y señora, gracias a la ejecución de una Puerto Rican Power que hizo honor a su nombre.

Ya entrada la noche, el remate de la conquista boricua tuvo su golpe triunfal con la presentación de la cantante Olga Tañón. A tres años de ausencia de los escenarios de Orlando, la boricua ganadora del Grammy volvió a comprobar su fuerza escénica y su dominio de las masas con su actuación del sábado en la noche.

Durante casi dos horas de espectáculo, la ya probada fórmula musical de Tañón surtió su esperado efecto en un público cuyo ánimo era de fiesta.
Con una orquesta comandada por el maestro Humberto Ramírez, y la coreografía de Ricky Castrillón, Olga llevó en su voz la variedad musical del Caribe tropical. En su repertorio, clásicos de siempre como Presencié tu amor y Es mentiroso, fueron resortes perfectos para contagiar de ritmo al público presente.

Sin embargo, Olga confirmó que su versatilidad como intérprete y su empeño de ampliar su gama de posibilidades dentro del pentagrama, están ganando terreno entre sus seguidores. De esta forma, temas de su nueva cosecha como Miénteme, Pegaítos y Cómo olvidar fueron sumamente aplaudidos. No obstante, una nota hay que añadir sobre su repertorio en este encuentro. Olga, que contagió de ritmo a todos en Universal con su popurrí de bugalú, dio cátedra de lo que es su alcance vocal, al dedicar al estilo “blues” un canto de “happy birthday” para una dama que se encontraba presente.

Había que oír los matices de la poderosa voz de Tañón a capella. Y ante la ejecución magistral, el público la premió con uno de los aplausos más sonados de la noche.
Mas una de las cosas que más sorprendió sobre la actuación de la ganadora del Grammy fue la diversidad nacional de los que llegaron a presenciar su actuación. Si bien los boricuas dominaron en números esta presentación, las expresiones de visitantes procedentes de países como México, República Dominicana, Ecuador, Panamá y Colombia se hicieron sentir durante la noche.

De todos los grupos presentes, hubo una amplia -y muy sonora- representación venezolana que gritando los nombres de Maracaibo y Caracas proclamaron su procedencia a puro pulmón. Hecho que reafirma el terreno que ya Olga Tañón está ganando en su camino hacia la internacionalización.
Así, en los terrenos de la Universal, Olga Tañón cerró con broche de oro la “Fiesta caliente” en esta ciudad.

Con la nota final de la vibrante orquesta dirigida por Ramírez, el público presente era de por sí como una postal de una fiesta patronal. Y cual festín tropical que libera el orgullo latino en esta nación del norte, el público reaccionó al son de música de las más diversas maneras. Mientras algunos desplegaban sus banderas o llevaban el mensaje impostergable de “Paz para Vieques”, otros levantaban a sus críos en los hombros, mientras unos cuantos anglosajones parecían seguir el ritmo con dos pies izquierdos. Vivo mosaico de imágenes que hablan de ese sabor hispano que a algunos sorprende y a otros molesta, pero que está muy latente en este “melting pot” del norte.