“Puedo tocar, puedo bailar y puedo hablar bien. Ha sido como un milagro. Es una experiencia que me ha impactado. Ahora veo las cosas de una manera más realista”, dijo Roena, quien ya descansa en su apartamento en Laguna Gardens.
Sin embargo, Roena tendrá que renunciar a algunas cosas en su vida. Si quiere llegar a los 70 años, primero deberá renunciar al cigarrillo, a la bebida y a las amanecidas.
“Los doctores me recetaron un montón de cosas y me han recomendado que me tranquilice y eso espero”, añadió el director del Apollo Sound.
Desde que sufrió el derrame cerebral, su madre Raquel Vázquez no se ha separado de su lado. Otra persona que se ha preocupado mucho por su salud es su compañero Bobby Valentín.
“Todo el tiempo estuvo ahí conmigo. Me faltan palabras para expresarle lo mucho que le agradezco lo que ha hecho por mí”.
Los compromisos de Roberto Roena y su Apollo Sound siguen en pie. Esta noche, su conguero Víctor Calderón lo sustituirá en el bongó en un baile que se llevará a cabo en Sala, en el Viejo San Juan.
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