Durante más de ocho horas los miles de fanáticos de este género cantaron y bailaron con el desfile de orquestas, de las cuales algunas gozaron de la intervención del homenajeado.
Según el comisionado de la policía municipal de San Juan, Adalberto Mercado, nunca se había visto un evento multitudinario como éste en el estadio “Hiram Bithorn”, de Hato Rey, al calcular que había más de 35.000 espectadores.
Cabe destacar que uno de los momentos más emocionantes del evento, fue la inclusión del desobediente civil Alberto de Jesús “Tito Kayak” en la tarima junto al cantante Rubén Blades.
Este encuentro se suscitó casi al final de la noche cuando en la interpretación del tema “Patria”, el ambientalista –quien estuvo encarcelado por un año por entrar en tierras restringidas por la Marina de Guerra de Estados Unidos en Vieques– ondeaba la bandera puertorriqueña.
Vistiendo una camisa negra que leía: “Bieké o muerte”, Tito Kayak acompañó al cantante panameño, a quien regaló su camiseta, mientras los ensordecedores aplausos y gritos retumbaban en el estadio.
Previo a este momento, ya Tito Kayak había subido a un andamio de la extrema izquierda del escenario para ondear una monoestrellada, cuando los salseros Richie Ray y Bobby Cruz terminaban su intervención con “Bandera”.
Una serie de reconocimientos sirvió de preámbulo a la intervención de Rubén Blades, que cantó más de 15 temas, entre ellos, “Pablo Pueblo”, “Decisiones”, “Siembra”, “Te anda buscando”, “Pedro Navaja” y “Juan Pachanga”, en el que subieron a la tarima Bobby Cruz, Roberto Roena, Tito Nieves y Bobby Valentín, con el bajo.
Rubén Blades parecía no querer despegarse del escenario cuando finalizó con “Maestra vida”. Sin embargo, regresó a la tarima para despedirse con una bomba acompañado por el público, quien comenzó a marcharse sin que hubiese terminado el espectáculo. Para el final, las gradas ya se encontraban vacías aunque el área de arena parecía tener las mismas energías de la mañana.
El evento comenzó a la 1:00 de la tarde, cuando el himno puertorriqueño, “La borinqueña”, en la voz de Alex D´Castro, hizo levantar las miles de monoestrelladas que cargaba el público, y que pedía a gritos el inicio del espectáculo, bajo un fuerte sol que causó que algunos se desmayaran incluso antes de comenzar el desfile de artistas.
Varios de los locutores de la cadena radial Z 93 subieron a la tarima para anticipar la llegada de Pedro Brull con La Mulenze, primeros en poner a bailar al público que llegó de todas partes de la Isla.
Mientras la también conocida Orquesta de la Juventud ponía la música, en la abarrotada zona de arena, donde miles permanecieron de pie durante todo el día, no faltaban los contagiosos pasos de baile que daban un toque especial a la ocasión.
Cano Estremera subió a tarima para llevar sus soneos a los presentes, seguido de Ismael Rivera, Richie Ray y Bobby Cruz, además de Rubén Blades, que cantó un tema con las orquestas que se presentaron en la tarde y quien estuvo acompañado por Michael Stuart y Domingo Quiñones de coristas.
Este evento se realiza desde 1984, cuando se conocía como el “Día de Z-93 y de los salseros”, convirtiéndose luego en un día nacional.
Desafinada la organización
EXAGERADAS medidas de seguridad, que aplicaban sólo a un grupo selecto, y desorganización en el área de prensa, fueron ayer la nota discordante en la realización del Día Nacional de la Salsa, que se caracterizó por la gran concurrencia en el estadio “Hiram Bithorn” que se deleitó con una gama de intérpretes de salsa gorda.
La producción del evento, a cargo de la emisora Z-93, no proveyó a los periodistas de un run down para que pudieran conocer el orden y las canciones a presentarse previo al show.
Fueron impuestas una serie de reglas, como no entrar a ciertas áreas y que sólo los fotoperiodistas y camarógrafos podrían estar frente a la tarima. Sin embargo, PRIMERA HORA presenció que muchas personas, incluyendo menores de edad, con supuestos carnet de prensa y cámara en mano entraban a esa área sin interrupciones. Algunos cargaban con cámaras 35 mm y de vídeo casero.
También este diario fue testigo de algunos que se hicieron pasar como periodistas y estuvieron “backstage” sólo para fotografiarse con los artistas. A algunos de los que estuvieron haciendo su trabajo se les prohibió acercarse a la tarima.
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