Entrevista con Sanz durante el lanzamiento de El Alma Al Aire
Alejandro Sanz asegura que se ha dejado la piel en este nuevo trabajo. “He estado conviviendo con las musas en las que creo y con las que me llevo muy bien”. El nuevo disco consta de diez canciones, grabadas en Estados Unidos, fundamentalmente por músicos estadounidenses, entre los que destaca una colaboración especial de su amigo Paco de Lucía.
Sanz está considerado como uno de los mejores compositores de los últimos años, y cuenta con el respaldo de 19 millones de discos vendidos en todo el mundo, y canciones suyas son interpretadas por decenas de famosos como Ricky Martín, Ana Gabriel, Pancho Céspedes, Malú, Niña Pastori, Paolo Vallesi, Azúcar Moreno, etc.
Lejos están aquellos tiempos en que con 16 años grabó su primer disco, Los chulos hay que cuidarlos, que pasó sin penas ni gloria. “Mi carrera comenzó en 1991, cuando tenía 22 años, y con el disco Viviendo deprisa”, un disco que vendió más de un millón de copias en el mundo y recibió siete discos de platino en España.
SIGUE SIENDO EL MISMO
Alejandro asegura que el misterio de su éxito se debe a “mi imagen de muchacho bueno y campechano. Creo que aparte de mi música, mi manera de ser influyó mucho a que me convirtiera en lo que ciertos críticos consideraron un “fenómeno de fans”. Pero lo más hermoso es que “ese fenómeno sigue ocurriendo, aunque ya tengo un público muy variopinto porque superé la época en la que se me encasilló como un cantante de quinceañeras. Hoy se me considera no sólo con intérprete, sino como compositor. El optimismo y el deseo de superarme no me han abandonado jamás”.
La fama y el dinero no lo han cambiado, pues sigue siendo el mismo que en sus comienzos. Trabajador, humilde y carismático. Desde las épocas de Raphael y Julio Iglesias, España no había lanzado a un ídolo de multitudes hasta que apareció él.
A su corta edad, es un “monstruo sagrado”. Eso asusta cuando se es tan joven. Si no fuera tan adulto psicológicamente, ya habría zozobrado en un mar de egocentrismo, vanidad y frivolidad, como le ocurre a la mayoría de los que logran la mitad de su éxito.
Es el novio que todas las madres hubiesen deseado para sus hijas. “Soy así por naturaleza. Sé que el público es el que hace, sostiene y destruye al artista”.
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