Luisito carrión en el Día de la salsa

Tota

No hay un género que provoque más pasión en los puertorriqueños que la salsa. Aunque el caldero se está secando -son escasos los nuevos talentos que podrían continuar la tradición de El Gran Combo, Tommy Olivencia y otros exponentes-, la salsa es aún la expresión musical de mayor convocatoria en Puerto Rico.

Así quedó demostrado ayer durante la celebración del Día Nacional de la Salsa, producción de la emisora Z-93 que reunió a más de 30 mil personas en el estadio Juan Ramón Loubriel de Bayamón. Al mediodía, por la arena y las gradas era prácticamente imposible caminar, pues los salseros desbordaron el estadio con un entusiasmo contagioso. El tributo a Johnny Pacheco y Roberto Roena fue bailado de principio a fin por la multitud.

Decenas de damas bailaron solas mientras muchos de sus acompañantes prefirieron repicar sus cencerros, marcar la clave o tocar maracas al tiempo que tarareaban los éxitos de cada orquesta. Fue la expresión auténtica de un pueblo que por espacio de ocho horas se olvidó del inminente ataque de Estados Unidos a Irak, de la guerra político-partidista que arropa al país y de sus penas.

De seguro que el espíritu de Ismael Rivera se gozó con las interpretaciones de
su sobrino Monchito Rosario, joven cantante que aprobó con honores su debut en el Día Nacional de la Salsa con respetables versiones de Incomprendido, Mi negrita me espera y Las caras lindas.

Tito Rojas plantó bandera con su irresistible salsa romántica, entonada con su maña habitual y una voz bastante descansada. Deleitó a todos con Esa mujer me gusta a mí y de su reciente cosecha Te lo pido Señor y Después de Dios las mujeres.

La artillería de Bobby Valentín estremeció el Loubriel. Los soneros Héctor Iván, Rafu Warner, Luisito Carrión, Luiggie Texidor, Charlie Aponte y Marvin Santiago transportaron a los melómanos por la época de Aquí no me quedo, Ven rumbero y Soy boricua, himno de la grey salsera, complementado por cientos de monoestrelladas enarboladas al compás.
Tommy Olivencia, por su parte, prolongó el recorrido por la tradición con los temas Adivinanza, Trucutú y Vengo del monte, interpretados ayer por Simón Pérez y Melvin Martínez.

Confirmando el vínculo sociocultural que existe entre la salsa y el hip-hop, Tego Calderón fue ovacionado por la multitud cuando se unió a La Primerísima para inspirar unos versos en Planté bandera.

Lo que queda de la Fania All Star pudo igualar la excelente ejecución musical de las orquestas que antecedieron su predecible presentación. En honor a su director Johnny Pachecho y a Roberto Roena.