Los Hermanos Rosario en emotiva reconciliación en el Carnegie Hall

Tota

El merengue de orquesta repicó por primera vez en el reputado Carnegie Hall, una sala de 116 años de edad y que es sin dudas uno de los símbolos de La Gran Manzana. Y qué mejor que una familia de artistas, como la Rosario, para concederle ese honor porque durante 25 años ha dignificado el ritmo musical dominicano.

Los Hermanos Rosario cumplieron cabalmente su sueño de presentarse en este teatro y que el público saliera complacido del “histórico encuentro”.

Su actuación del pasado viernes nunca dejará de ser memorable, además de lo que significaba para la música de güira y tambora llegar al Carnegie Hall, se posibilitó el reencuentro en un escenario de los hermanos Rafa y Toño Rosario luego de 15 años separados.

Ambos despejaron dudas de una supuesta rivalidad heredada tras aquella ruptura profesional y ofrecieron un espectáculo que retrató con exactitud su trayectoria y reafirmó su intacta popularidad en las más de tres mil personas que llenaron el Carnegie Hall.

Fue una reunión que muchas veces se trató de concretar, pero que el empresario Ralph Mercado, con el soporte del promotor Vidal Cedeño, logró materializar.

El primero en actuar fue Rafa, a las 8:15 de la noche. Lo hizo ante menos cantidad de público para un encendido comienzo, pero había que cumplir con un estricto horario que es reglamentario en el lugar.

Otro aspecto en contra para el líder de Los Hermanos Rosario fue que la orquesta se escuchaba con mucha estridencia y esto sucedió por el alto volumen del sonido que hay que evitar en una sala como ésa, de tanta acústica, reservada más para conciertos sinfónicos.

Esto no fue óbice para que recibiera el calor de sus admiradores, todos se olvidaran de la solemnidad de aquel espacio y se desinhibieran y hasta bailaran su llamado “merengue bomba”.

Los Rosario lograron, como siempre, una encendida presentación, que motivó los aplausos durante los 45 minutos que permanecieron en escena, mientras hicieron un recorrido por sus emblemáticas interpretaciones musicales.

Toño Rosario inmenso
Vestido con un frac y sombrero rosado que dejó impresionados a los asistentes, Toño Rosario marcó la ruta para un estallido de emociones que no sólo provocadas su calidad como merenguero sino también su imponente personalidad escénica.

El intérprete agradeció al público esa demostración de apoyo. “Que amor siento de ustedes”, dijo, y acto seguido también se manifestó complacido de compartir con sus hermanos “¡ Y en qué lugar, el Carnegie Hall! Doy gracias a Dios por ello”. Casi al inicio de su presentación, Toño Rosario se arrodilló mirando al público, puso su mano sobre el escenario del Carnegie y luego se persignó.

Cada gesto le era celebrado, pero hay que resaltar cómo mantuvo de pie al público durante sus dos primeras canciones, “Jenny” y “Estúpida”. Su orquesta, dirigida por el maestro Israel Casado, se escuchó con claridad en el auditorio, algo que favoreció mucho su actuación y contribuyó a que ciertamente ésta fuera tan celebrada y que, al concluir el espectáculo, sus seguidores pidieran más.

Entre otros temas cantó “Víbora del mar”, “La última copa” y “Quiero volver a empezar”, por el que recibió el más prolongado aplauso de la noche con el público de pie.

El momento más emotivo fue cuando, tras una breve cortina musical, que permitió que cambiara de atuendo, Toño Rosario unió su voz a la de Rafa y cantando sorpresivamente desde el patio de butacas, rindieron un tributo a su fallecido hermano Pepe, mentor de la orquesta Los Rosario, con el tema “Te seguiré queriendo”. Ninguno pudo contener las lágrimas.