Contrario a varios exponentes salseros más puristas, el vocalista de la Sonora Ponceña sostiene que las innovaciones que ha experimentado el género en el último tiempo no lo han socavado y que, por el contrario, han contribuido a su supervivencia en momentos en que el mercado ha prestado atención a otros productos musicales.
“La salsa ha tenido sus cambios. Hay sangre nueva y gente que quiere echar pa´lante esto. He presenciado varias evoluciones y etapas en la salsa y todas han sido para bien porque, de una u otra forma, nos ha mantenido vigente, y eso hay que tenerlo presente”, dice.
Pichie Pérez habla con propiedad y no es para menos. Como representante de la generación de salseros de los años 70, ha sido protagonista de las transformaciones del mundo musical y conoce de la metamorfosis rítmica que ha padecido el género. En cambio, prefiere mantenerse fiel a la propuesta salsera más cadenciosa que domina los patrones armónicos de orquestas como la Sonora Ponceña y La Primerísima de Tommy Olivencia, dos de las bandas que han marcado su historia.
Impactado por el boogaloo
Curtido en el pueblo de Peñuelas, Pichie Pérez se sintió atraído por la música desde niño y sin que nadie lo incitara a cantar.
“En mi familia no habían músicos ni cantantes, pero a mí siempre me gustó la música. Me acuerdo que el viejo (su padre) compró una radiola y llevaba discos a mi casa y desde ahí me entró la curiosidad. Comencé a amar la música con el disco de Pete Rodríguez y su boogaloo ´I Like it Like That´”, recuerda.
Su primera participación musical fue a los 9 años en una banda de acero. Poco después se inició como cantante en un sexteto vocalizando los temas de Joe Cuba, la Zodiac y Kito Vélez.
En sus años de estudiante se integró a la banda escolar, de la que salió a formar parte de la orquesta La Intelectual, con sólo 13 años de edad, y poco después se integró a la agrupación La Preferida, en el pueblo de Guayanilla.
Recién cumplidos sus 16 años, Pichie Pérez probó sus mañas musicales en la orquesta La Terrífica, en la que permaneció por cuatro años y trabajó en seis producciones musicales.
En ese periodo selló los éxitos “Fulana de tal”, “Los días de mi vida”, “Ni llanto, ni velorio”, “Déjame la puerta abierta” y “Es más bueno”, entre otros.
“Comienzo en La Terrífica gracias a la ayuda de Joe Rodríguez, el trompetista, que fue mi maestro de música en la banda escolar de Peñuelas”, cuenta.
A la entrada de 1980, la imponente voz de Pichie Pérez se hizo sentir en la orquesta de Tommy Olivencia, compartiendo escena con Frankie Ruiz. Su participación se circunscribió a la interpretación de los temas que habían sido éxitos del grupo en voz de Chamaco Ramírez.
Sin embargo, conflictos con la discográfica Altomax, con la que había firmado contrato durante sus años en La Terrífica, le hicieron abandonar la orquesta de Tommy Olivencia para grabar el disco “Por todas partes”. Poco después se reincorporó al grupo hasta el 23 de octubre de 1983 que se integró a la Sonora Ponceña, en sustitución de Yolanda Rivera.
Desde ese momento, su deslumbrante y potente voz –el cantante goza de un timbre melodioso y brillante– se ha sellado como rúbrica de la Sonora Ponceña. Su historia en esta orquesta, en cambio, se interrumpió en 1989 toda vez que el cantante optó por regresar con Tommy Olivencia para grabar un disco que, al margen de su calidad sonora, no logró impactar el mercado.
En 1990, el intérprete de “Te vas de mí”, “Jubileo 30” y “La fea”, regresó a la agrupación que comandan don Quique y Papo Lucca, en la que aún permanece y de la que ha sido protagonista en varios de sus capítulos más gloriosos.
Registro histórico
Su nombre es Héctor Luis Pérez Casiano. Nació el 24 de septiembre de 1960, en el barrio de El Bronx, en Nueva York, y a los siete años se mudó a Ponce con sus padres. Desde 1970 vive en el barrio Tallaboa Encarnación de Peñuelas.
Conoció a la Sonora Ponceña por el disco “Fuego en el 23” que le obsequió una tía.
En sus años en la orquesta La Terrífica compartió, en varios momentos, con Yolanda Rivera, Manix Martínez y Héctor Tricoche.
Su primera grabación fue “La Terrífica, sabor a pueblo”, producida en 1976 por Rafael Viera y Jorge Milet.
Comenzó con la Sonora Ponceña en 1984 con la producción “Future”, en la que se dio a conocer con “Dulcero” y “Agua a la candela”. Luego, hizo “Jubilee”, “Back to Work” y “On the righ track”.
El cantante Luisito Carrión lo sustituyó en la Sonora Ponceña en 1989 y un año después regresó a la banda.
Ha participado como corista en discos de Tony Vega, Gilberto Santa Rosa, Juan Luis Guerra, Gloria Estefan, Roberto Blades y en las producciones de las casas discográficas MP y TH.
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