El sábado fue espectacular durante las descargas en el anfiteatro Areíto, del hotel Casa Marina Reef. Los cubanos Chucho Valdez, Ramón Vásquez, el saxofonista boricua David Sánchez y el trompetista de la Perla de las Antillas Basilio, fascinaron al público que abarrotó el escenario donde se realizó la clausura de este evento que convirtió al país en la capital del jazz en el Caribe.
Valdez y Vásquez, y sus músicos, utilizaron toda su pericia en cada uno de los temas que ofertaron a las casi mil personas que disfrutaron sus fabulosas actuaciones, durante las cuales demostraron fehacientemente su estelaridad como músicos en el género del jazz latino, caracterizado por su ritmo contagioso y cautivante.
Este maravilloso colofón de la séptima entrega comenzó a las 9:15 de la noche, cuando Ana Jiménez, que fue la introductora durante las tres jornadas de la actividad, presentó a Ramón Vásquez y su agrupación integrada por Efraín Toro (baterista) y Luis Marín (piano), que tras parapetarse detrás de sus instrumentos comenzaron su actuación con un jazz suave, pero impactante por su calidad.
El grupo siguió con los temas “Oye cómo va” y “Lágrimas negras”; al concluir este número Ramón Vásquez, sorpresivamente llamó al escenario al puertorriqueño David Sánchez, al que Chucho Valdez calificó como uno de los saxofonistas más extraordinarios del planeta.
Sánchez hizo alardes de su dominio del saxo y dimensionó mucho más la calidad de la agrupación que lo acogió como invitado, arrancando reiterados aplausos del público, que mostró alta satisfacción por el trabajo encomiable realizado por Ramón Vásquez y Trío.
Durante la pausa, el pintor sosuense Adolfo Faringthon, quien tuvo a su cargo la escenografía del evento jazzístico, un hermoso y amplio mural que recrea la cáscara o jícara del coco con un toque muy singular, entregó una pintura que reproduce un bajo a Ramón Vásquez, y Lisa Kirkman entregó una placa con forma de piano a Chucho Valdez.
Luego llegó la sensacional actuación de Chucho Valdez que arrancó con “Cumbanchero”, atrapando a los espectadores con su mil veces probada calidad interpretativa que le han hecho merecedor de 5 premios y 14 nominaciones al Grammy y que esté ranqueado entre los cinco mejores pianistas del mundo.
El espectáculo protagonizado por Valdez y los integrantes de su agrupación, así como por el trompetista cubano Basilio Márquez y el saxofonista de la tierra del coquí, David Sánchez, invitados especiales del hijo de Bebo Valdez, fue sencillamente algo fuera de serie, por su inmensa calidad de naturaleza antológica.
El viernes
Como grandioso puede calificarse el desempeño magistral cumplido por los grupos Test A T, Ari Hoenig y Bellita y su Jaz Tumbata en la jornada del viernes de la séptima edición del Dominican Republic Jazz Festival, la cual tuvo como marco escénico a Playa Dorada Plaza.
El trío de conciertos tuvo como marco noches apacibles, frescas y estrelladas, que contrastaron con el tiempo borrascoso que producía en esos momentos en Cuba, Cozumel, Cancún y en los Cayos de la Florida, el temible huracán Wilma, que con sus terribles vientos sembraba el espanto y el terror a su paso devastador por esas regiones de nuestra América.
Promediaban las 9:35 minutos, cuando irrumpió en escena la agrupación vocal dominicana Test-A-T que recibió el encargo de los organizadores del evento de deleitar con sus acopladas voces a los turistas y los dominicanos que se dieron cita al complejo turístico de Playa Dorada, el más importante de la Costa Norte.
Vestidos con la sencillez propia de los verdaderos cristianos, Alvaro Dinzen (primer tenor), Misael Mañón (segundo tenor), Orlando Delgado (barítono) e Isaías Guerrero (bajo), con la cortina musical del fabuloso grupo de Rafael Mirabal, dieron cátedra de acoplamiento y buen canto. Su concierto, que tuvo en su excepcional interpretación del tema “Las Avispas” su punto más luminoso, fue retribuido por el público con reiterados y prolongados aplausos, a veces tributados de pie, demostrando el soberano que asistió al improvisado aforo su satisfacción con la calidad que derrochó a raudales la agrupación original del país.
El cuarteto Test-A-T, cuya actuación mezcló los estilos gospel con fusiones, inició su presentación con el tema “Wolker”, luego interpretó “First Circle” y después siguieron “Nada”, “Rivera” y “Las Avispas”, y concluyó su grandioso concierto con la hermosa composición “Revelation”.
Con Ari Hoenig
Tras una pausa de 15 minutos, le tocó su turno al destacado violinista, pianista y gran baterista nativo de Fidadelfia, Estados Unidos, Ari Hoenig y su agrupación, integrada por Jacques Scxhwarz-bart (saxo tenor), Jean Michel Pilc (piano) y Johannes Weiden-mueller (bajo).
Aunque sus interpretaciones fueron magníficas, tocando un excelente jazz, el hecho de que los primeros temas ejecutados durante su paso por la espaciosa tarima eran de ritmo lento, determinó que muchos espectadores cayeran presa del sueño y otros se marcharan.
Los temas con que Hoenig y sus músicos debutaron en el Dominican Republic Jazz Festival y ante el público que concurrió a Playa Dorada Plaza fueron “Beits Playgionard”, “Capirihna”, “Fall”, “The Painter”, “Green Splain” y concluyó con “Sky”.
Tras otra pausa de extensión similar a la primera, como un torrente arrollador de música de ritmo contagioso, propio del jazz latino, se parapetó ante del aletargado público la fogosa cubana Bellita Expósito y su Jazz Tumbata, y lo sacudió con la fuerza estremecedora atrapándolo con su espectáculo sensacional.
La propuesta de Bellita y su Jazz Tumbata incluyó los temas “En Directo”, “Un Medley”, “Cambiando el Tema”, “Jazz Tumbata”, “La Bella y la Bestia”, “Live Father, Live Son”, “Tanibel” y cerró su primer encuentro con los puertoplateños y los visitantes criollos y foráneos con “Malojang”, portador de una destacada rítmica brutal que cerró con broche de oro esta inolvidable noche de octubre. La pianista de la patria del apóstol José Martí, cuyo colectivo estuvo conformado por Miguel Miranda López (percusión y bajo), Mauricio Gutiérrez Upmann (percusión), y Reynaldo Larrinaga Alfonso (saxofón tenor y flauta), tocó el piano, el timbal y cantó espectacularmente y se convirtió de ese modo en la estrella más rutilante de la segunda fecha de la séptima entrega del Dominican Republic Jazz Festival.
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