El sol brilló para Juanes en Carolina Del Norte
Después de un frío invierno, el sol brilló con todo en la ciudad de Charlotte, Carolina de Norte el pasado 13 de marzo. Como si la naturaleza supiera que nosotros, los colombianos en Estados Unidos, esperábamos con anhelo el concierto de Juanes en su gira ‘Mi sangre’.
El Ovens Auditorium de la ciudad de Charlotte, Carolina del Norte (uno los condados con mayor población hispana, según la oficina de censos de este país) recibió a Juanes en este soleado y caluroso domingo de invierno. La gente empezó a desfilar por el lugar desde la 4 de la tarde. En el parqueadero se respiraba sangre colombiana: camisetas con el tricolor patrio cortas, largas, con mangas, sin ellas, escotadas o ajustadas al cuerpo de estas colombianas que hacían vibrar a los norteamericanos son su caminar coqueto. Gorras, ponchos, carrieles y el infaltable sombrero vueltiao también hacían parte de la parafernalia típica de nuestro folclor.
Como un “real trailblazer” (un verdadero pionero) de la música latina fue calificado Juanes por el periódico de mayor circulación en esta región The Charlotte Observer. El periódico además lo resalta como la estrella de rock más grande de América latina y dice que, a pesar de que no ha dado el salto a las carteleras de música en inglés, pronto estará allí. “Lo hará, en su propio tiempo y en sus propias palabras”, afirma el diario.
Las puertas del auditorio se abrieron a las seis de la tarde. Las luces violeta y el humo encendieron la energía del público colombiano, mexicano, chileno, venezolano, salvadoreño, cubano y latinoamericano en general (la comunidad hispana en esta región del país que ha crecido en los últimos 10 años en un 400 por ciento y continúa en aumento).
Pero también lo disfrutaron los norteamericanos que gozan de ese ritmo paisa pegajoso que, con canciones como ‘La camisa negra’, se dejan contagiar de la energía del pueblo latino.
Un pantalón crema con hilos dorados a los lados, camisa negra, chaleco y saco azul con diseños brillantes en torso y espalda fue la pinta con la que saltó Juanes al escenario. “Nada valgo sin tu amor” fue la entrada al maravilloso concierto que, por dos horas, deleitó a los asistentes. “Que chimba, tan hijueputa”, fueron las palabras de Juanes al ver la emoción y la no esperada acogida del público (Juanes nunca había estado en concierto aquí antes) que no paraba de saltar ni de entonar sus canciones.
Después de hora y media de concierto y en medio de gritos y aplausos se despidió con A Dios le pido. Juanes se retiró del escenario. Pero la alegría del público no cesó, las voces no callaron, las luces se apagaron, pero los ánimos no. Todos los que estábamos allí solo pedíamos: otra, otra, otra. Y Juanes reapareció. Con guitarra en la mano y diciendo que a pesar de estar cansado por la gira, las horas de viaje y los conciertos se sentía ‘una chimba’
de que lo aclamaran tantas voces juntas y con tanto entusiasmo que solo lo motivaba a continuar la fiesta. Cuatro canciones más para dejar al público satisfecho. Dos horas de concierto que valieron la pena. 50 dólares bien invertidos.
La fiesta se acabó, pero no la colombianidad en este pedazo del mundo. Todos salimos felices, saltando y cantando. Los estéreos de los carros no dejaban de
sonar: “tengo la camisa negra, porque negra tengo el alma”… Un concierto para recordar que a pesar de la distancia, aquí estamos sin perder la esencia de nuestro sentir colombiano.
* Especialista en Periodismo de la Universidad de Los Andes Licenciada en español y lenguas (inglés y francés) de la Universidad Pedagógica Nacional Diplomado en Corresponsal Militar de la Escuela de Relaciones Civiles y Militares Productor y locutor de radio y televisión del Colegio Superior de Telecomunicaciones.